No te duele cuando juntos cruzáis el umbral de una puerta sin retorno. No te duele cuando le engañas diciéndoles que sólo es por un tiempo, lo justo para recuperarse. No te duele cuando te vas y le dejas entre desconocidos. No te duele cuando te llama en la noche desde la distancia de un sueño intranquilo. No te duele cuando un desconocido, sentado a su lado, colmado de paciencia le da de comer . No te duele cuando hijos, nietos, hermanos, sobrinos de postizo disfrazados de sanitarios cambian sus pañales sucios. No te duele cuando limpiamos su arrugada piel de trabajar por ti. No te duele cuando llora en la noche, en el día, llamando a su mamá. No te duele cuando, en momentos de lucidez, me mira a los ojos disimulando lágrimas de añoranza y preguntándome dónde estás. No te duele cuando son mis manos quien sujetan su rostro cuando algo le ha sentado mal. No te duele cuando cuando tengo que vestirle con ropa heredada porque tu olvidaste que las estaciones cambian, que los vestidos se estropean. No te duele cuando tengo que mentirle diciendo que estás muy ocupado, que tienes que trabajar

Sólo te duele cuando te digo que las medicinas, a veces, se tienen que pagar. Te duele cuando te llamo en la noche, en los días festivos, en tus vacaciones, porque lo he llevado al hospital. Te duele cuando te llamo y te digo que esa herida se ha puesto mal. 

¿Te duele? Te duele porque limpias tu conciencia en mi falta de profesionalidad. Te duele porque buscas el engaño donde no lo hay. Te duele porque sabes que has hecho mal. Entonces si te duele porque sabes que se está acercando el final y que has desperdiciado todo el amor que aun te podía dar. Y entonces pagas tu culpa en mi. Me acusas de cuidarlo mal. Me acusas a mi, a una desconocida que no ha sabido cuidar a quien dio la vida por ti…¿Sabes? A mi me pagan por ello. ¿A ti?

Quizás mañana sea yo quien deba llevar a mi madre a una residencia . Lo hare, si. Pero lo haré con rabia y con dolor  por no poder atenderla yo. Pero te asegure que cuando esto pase y las cosas vayan mal sabré asumir mi parte de culpa, entenderé que la vida es así y llorare. Lloraré por ella y por mi, por no saber hacerlo mejor. Pero sabré envolver mis lágrimas de gratitud por quien la merece por saber cuidar …

Dicen que una madre puede cuidar a diez hijos, pero diez hijos no pueden cuidar a una madre. Yo, hoy, como hijo te doy las gracias por permitirme cuidar no a una sino a 100 madres. La tuya, incluida. 

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