Paladines del Amanecer

Paladines del Amanecer

Ysaac RS

09/10/2020

       Capítulo I : Recuerdos y              un ángel en el Portal.

«Debes luchar por la esperanza», fueron las palabras que resonaron en mi memoria mientras los enormes dientes del ser maligno se acercaban a mi rostro con desesperación. El desgaste por forcejear era evidente y el terreno no estaba a mi favor, el peligro crecía cada vez más y mi mente parecía abandonarme. Y como si fuera poco me sumergí rápidamente en mi memoria , para ver si lograba entender como había terminado envuelto en tan compleja situación. 

Recuerdo que me encontraba en Krafos de camino a mi «Capacitación de Iniciación». Tal evento se realiza cada cierto tiempo y a éste asisten seres con al menos una misión realizada, después de haber salido del templo en el que permanecen desde los acontecimientos de la «Gran Contienda».
El sobre de la invitación que había recibido estaba elegantemente decorado con el nombre «Katharos» en una esquina, sin mencionar, que la información era un tanto escasa para lo que imaginaba. En la carta se me invitaba a asistir a dicha capacitación en la zona del Suelo Opaco, en el momento en que mi instinto me indicara hacerlo. 

Después de pensar un poco en la información de la carta, llamó mi atención una extraña y perturbadora sensación. Mi vista fue cegada repentinamente, como si todo a mi alrededor se convirtiera en una brillante y potente luz. Todo desapareció, como si el viento me borrara de aquél lugar y me transportara a un destino totalmente incierto. 

Casi un minuto después mi visión volvió a la normalidad y observé atónitamente, como una gigantesca estructura en forma de anillo se erguía ante mi y unos inmensos escalones me invitaban a acercarme confiadamente. Al estar lo suficientemente cerca de los primeros escalones, noté como algo se reflejaba en uno de los dos pilares que estaban al comienzo de la estructura, un par de ojos cafés, un rostro asombrado, una cabellera grisácea clara y un uniforme típico de arcángel. Mi reflejo parecía un tanto insignificante ante el pulcro y blanco mármol que cubría la superficie y al pensar en las características de dicho monumento, logré descifrar hasta donde había llegado a parar. 

La zona del «Portal Boreal» estaba silenciosa y desierta, lo cual me inquietaba un poco. Dicho lugar es conocido por ser altamente visitado por seres angelicales de todo tipo, ya que el Portal Boreal, aquella enorme estructura, puede transportar a cualquier parte del mundo físico y espiritual.
Al levantar la mirada capté algo bastante inusual. Habia un ser de cabello rubio que vestía un manto blanco hasta los tobillos, tenía la mirada perdida en el horizonte y le daba imprudentemente la espalda a la entrada del portal. El despistado ser perdió la conciencia, y como si esperara lo peor, cayo de espaldas en el gran portal.

Ni siquiera sentí mis pasos cuando subí a toda prisa los escalones, gran parte del ser ya se encontraba dentro de la estructura. Y aunque logre aferrarme a la mano derecha del ser, una gran fuerza provocó que también acabara dentro del Portal Boreal mientras una infinita combinación de colores inundaban mi visión.
Múltiples anillos de luz nos envolvían a gran velocidad y aunque traté de moverme, el extraño túnel de colores ya nos había guiado a lo desconocido. 

Abrí mis ojos lentamente mientras poco a poco recobraba el conocimiento, el suelo en que me apoyaba era áspero y mojado, como si hace tan sólo unos segundos acabara de llover. El camino en que me encontraba estaba escasamente iluminado por una débil luz que estaba el la cima de un pilar de concreto.
Enfrente noté varias estructuras que dejaban ver puertas, ventanas y techos, todo combinado con la abundante oscuridad del cielo. Y así, como si un relámpago invadiera mi mente, logre identificar lo que estaba ocurriendo, habíamos terminado en el planeta Tierra, el lugar donde más peligros acechaban.

Al procesar tal pensamiento desenvainé a «Lefkos» tan rápido como pude. Unos pasos a lo lejos se empezaban a oír, como si de alguien corriendo se tratase, la oscuridad ocultaba a quien se acercaba, hasta que de pronto el creador de tal sonido apareció.
Un joven humano de tes morena y cabello negro corría en mi dirección con la cabeza baja y algo envuelto entre sus brazos, la ansiedad que éste cargaba incluso se percibía en el ambiente. El joven parecía no ver por donde andaba, hasta que un ser de cabello rubio se manifestó enfrente de él.

No había duda, era el mismo ser que hace poco cayó inconsciente en el portal, pero esta vez se veía diferente. Un aura dorada lo envolvió en un instante y le hablo al joven humano con una voz tan potente como un trueno. El humano calló sentado apenas vio al ángel, y la expresión en su rostro reflejó la impresión que se acababa de llevar.
Lo que envolvía en sus manos calló al suelo, revelándose así que se trataba de un libro negro con letras blancas, siendo éste una copia de la «Palabra» conocida ampliamente por los seres espirituales. El joven intentaba levantarse, pero cuando el ángel lo llamó «Oseas» éste dejo de insistir. 

El ángel empezó a comunicarle algo al joven mientras éste parecía estar en shock, el ser le dijo a Oseas que habían dos caminos en su vida, y que se acercaba el momento de tomar una decisión, ya que depende a lo que el joven escojiera, así serían los resultados que afectarían su vida y la de muchas otras personas.
Al terminar el mensaje, el aura dorada se disipó y el ángel cayó exhausto, sin embargo, el joven humano parecía apenas procesar el corto mensaje que el ser que acababa de desaparecer le había dado. Intenté ayudar al ángel a levantarse después de un rato, pero prontamente se negó, y señaló nerviosamente a un muro que estaba aún lado del camino.

Una misteriosa sombra se encontraba en dicho muro y carecía totalmente de algo que la creará. El joven Oseas volvió a ver el muro como si algo lo alertara, un gran temor se volvió a presentar en él mientras que me levantaba con cautela ante el peligro inminente.
Tan pronto volví a desenvainar a Lefkos la sombra pareció cobrar vida, saliendo ésta del muro velozmente para luego plasmarse en el suelo. Un torbellino de oscuridad cubrió a la sombra tan pronto hizo esto, para revelar un segundo después una bestia en cuatro patas tan oscura como el vacío y con unas fauces tan grandes como las de un león.

El «enemigo» fijo en mí las hendiduras blancas que tenia por ojos, tan solo para abalanzarse después sobre el joven que lo veía con temor. Antes de comprender todo lo que ocurría, Lefkos, la espada que portaba, separaba por unos cuantos centímetros mi rostro de los horribles colmillos del enemigo. Entre más evitaba el ataque de la bestia más se desesperaba ésta por aniquilarme, traté de ejercer más fuerza pero al sentir la presión del ser, la delgada aura dorada parecía cubrirme de un pronto a otro. 

Apenas Oseas logró verme, el ángel le pidió que se fuera, pero éste no lo escuchaba al sentir el odio que el enemigo emanaba violentamente . El ser maligno ejercía cada vez más presión, llevándome al límite de mi resistencia y haciéndome recordar las palabras de un principio, sin embargo al analizar por un momento todo lo que había ocurrido, logré recuperar mi concentración y clavar rápidamente a Lefkos en una de las garras del ser corrupto.
Oseas reaccionó el escuchar el gruñido del enemigo y aprovechó dicha oportunidad para huir de ahí.

El enemigo tomó ventaja de mi confianza y me derribó con su otra pata, el golpe fue muy fuerte, tanto que el ángel corrió para ayudarme. Pero mientras el enemigo me aplastaba, otras dos bestias se manifestaron ante el joven humano para impedir que escapara. Ambos enemigos atacaron al mismo tiempo pero una extraña barrera logró detenerlos, y mientras Oseas permanecía congelado, vio como el frágil ángel estaba enfrente de él hincado y con los brazos extendidos.

Me sentí impotente al ver como los enemigos embestían una y otra vez la delgada barrera mientras el ángel se esforzaba cada vez más por extender la resistencia de ésta, y ante tal desesperación le insistió al aterrado joven que se fuera sin ver atrás.
Un raro sentir me hizo reacciónar y así lograr liberarme de la fuerza del enemigo, sin pensar en cómo hacerlo corte al enemigo rápidamente, y después de gritarle al humano que se fuera, atravesé el lomo del ser maligno. 

Oseas se olvidó del miedo que tenia y salió corriendo con todas sus fuerzas, para luego percatarnos que había sido envuelto bajo el manto de la noche, lejos del alcance de los enemigos.
La delgada barrera se rompió ante la frustración de los enemigos, uno mordió fuertemente el brazo izquierdo del ángel mientras que el otro fue cortado por Lefkos al intentar aplastar al ser, empuje tercamente mi espada para lograr llegar al ángel, y tras impactar al otro enemigo el ángel aprovecho para alejarse. Dañe la pata de la bestia que hirió al ser y sin darme cuenta una barrera detrás mío bloqueó al otro enemigo que aún no había aniquilado. Corté gravemente al demonio que enfrentaba pero la barrera que tenia detrás se rompió, otros tres enemigos aparecieron ante el ángel y uno lo estrelló contra una casa cercana. 

Al intentar ayudar al ser, los tres nuevos enemigos se aferraron a mi con raras extremidades similares a tentáculos las cuales salían de sus espaldas. Antes de lograr escapar me tenían totalmente inmóvil, en un claro acto de venganza uno de los primeros enemigos clavó su extremidad en la zona de mi hombro. Prontamente dos enemigos rodearon al ángel y antes de darle el golpe de gracia disfrutaban viendo como éste clamaba al Creador.
Una segunda herida fue provocada por la misma bestia, pero antes de crear la tercera algo desconcertante paso. 

Una potente luz del cielo atravesó la oscuridad de la noche, impacto el lugar donde se encontraba el ser angelical y luego desapareció sin dejar rastro alguno. Los enemigos me soltaron ante la distracción y claramente aproveche para tomar a Lefkos y contraatacar, corté el costado del enemigo más cercano, y mientras éste desaparecía con una pequeña explosión, fui por la bestia de la par y logré atravesar una de sus garras.
Después de sacar de balance a la bestia y destruirla, busque al siguiente para aniquilarlo, pero al aprovechar la pequeña explosión de su compañero esté logró salir detrás mío y atacarme. Trató de aplastarme, pero esta vez para mi impresión, el ángel de inocente semblante saltó a la espalda del enemigo, e incrustó un par de largas y afiladas dagas en él . El ser trató de ayudarme después de que la bestia se desvaneció y al hacerlo noté que portaba una protección similar a la que tenía. 

El ángel se puso alerta de nuevo y corrió asía el enemigo que se acercaba, el ser nuevamente clavó sus dagas de manera efectiva, pero el enemigo logró botarlo y tratar de exterminarlo con una de sus patas.
La bestia quedó inmóvil cuando la atravesé con Lefkos y el ser angelical lo terminó al cortarle las fauces de un solo movimiento. 

Al desvanecerse el enemigo, vi como el ángel caminó adolorido y cayó de rodillas al mismo tiempo que yo.
No había entendido nada de lo que paso y se que él tampoco. Pero en un pequeño momento el silencio parecía inundar y calmar todo. Todo estaba quieto, todo estaba callado, parecía todo un sueño, y ahora, todo estaba en paz.

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