El yate despliega sus velas hinchadas por el viento, su navegación es lenta y recién acaba de hacerse a la mar desde uno de los más pintorescos puertos que hay alrededor del Mediterráneo. La mujer descansa apaciblemente en su reposera y disfruta, a pesar del viento del espléndido sol que despliega sus feroces rayos sobre todo lo que está latente en la superficie.

Al lado del timón Marcel parece haber caído en una especie de relajación involuntaria, pero a pesar del viento el mar está lo suficientemente tranquilo, esto hace la navegación placentera, Brigitte lee apaciblemente. A algunos kilómetros de ahí la lancha de color oscuro rompe raudamente las aguas abriendo un oleaje que contrasta con la quietud del lugar Los dos individuos de medidas envidiables y cuerpos torneados parecen autómatas y una vez que se apaga el motor de la lancha Bryan deja el volante y se lanza a la parte interior de la misma donde Albert comienza a abrir dos enormes bolsones térmicos, de uno de ellos extrae un traje de buzo, el silencio es absoluto sus movimientos son metódicos, la concentración es total, saben que no se les está permitido fallar…

Ha transcurrido casi una hora y Brigitte decide que ya es hora de dejar la cubierta. Camina hacia la cabina donde esta Marcel pero un silencio profundo se apodera del lugar, lo llama tres veces y el silencio arrollador vuelve hacia ella como eco, corre gritando con desesperación y cuando llega su rostro empalidece y casi no siente su cuerpo, una especie de parálisis se ha apoderado de ella, el cuerpo ensangrentado de su amante dibuja un cuadro aterrador, la sangre corre ya casi a punto de coagularse por el costado de la cubierta y se desliza hacia el mar. Aunque sabe que nadie la escuchara grita desesperadamente y solo atina a abrazar el cuerpo sin vida de Marcel, no tiene idea de cuanto tiempo ha pasado solo reacciona cuando oficiales de la guardia costera suben a la embarcación y algo extraviada alcanza a oír que tiene derecho a permanecer en silencio.

Los orificios de bala pueden verse nítidamente uno en el pecho y otro en la axila derecha. Estéfano ha tomado una cantidad interesante de fotos y está un tanto sorprendido, hace casi dos meces que no veía a su amigo y lo que menos pensó es que volvería a verlo sin vida. Todavía están frescos en su mente los momentos en que habían estado reunidos cenando, pero nada le hacía imaginar el trágico desenlace en el que su amigo de la infancia terminaría asesinado y siente consternación, no conocía bien a Brigitte. Y tampoco que era la primera dama, mientras termina de sacar las fotos y su mente se traslada a varios años atrás cuando su amigo era otro estaba orgulloso de sus buenas costumbres del respeto hacia su propia familia, nunca hubiese imaginado a Marcel saliendo con una mujer casada y mucho menos con la esposa del presidente, todavía recordaba lo enamorado que estaba de claudine su primera novia, se pasaban noches enteras idealizando la necesidad de formar una familia…

Continuará…

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