Aun no es momento de hablar de mi muerte, pero si que es momento de contar lo que ahora vivo. ¿Vivo? no se si sea la expresión, mas se que es algo digno de contar.

Aquí en el «infierno» las cosas no son del todo distintas a allá arriba -en la tierra- incluso aquí hay quienes sufren, que son mayoría, pero también hay quienes encuentran placer en todo momento, yo soy de estos últimos. No hay motivos para estar aquí, es decir, no hay alguna razón para caer aquí o bien para subir al cielo; si estas aquí es cuestión de suerte, mejor dicho, cuestión de infortunio. De aquí así como no hay entradas obvias ni claras, tampoco existe una salida o escape.

Lejos de todo prejuicio e imágenes preconcebidas por cualquier tipo de influencia, debo aclarar que aquí no todo esta en llamas y mucho menos nos atormenta un rojo ser con cuernos. Aquí el sufrimiento es estar atado a la cotidianeidad, las cosas aquí parecen siempre las mismas salvo pequeños detalles que ayudan a no perder la cordura, aunque muchos lo hayan hecho.

¿Es la rutina una comodidad por lo estable o es mas bien una tortura por lo monótono? No se cual sea la verdad, solo se ,y puedo ver, que cada persona elige su verdad sobre aquella cuestión. Por mi parte disfruto la serenidad ,que es para otros mero sufrimiento, de vivir cada día como si fuese el mismo; así cada error que pueda cometer, lo corregiré al día siguiente y al final podre alcanzar una existencia sin errores. Aspiro llegar a tal grado de exactitud en mi día a día, que con ello pueda compensar mis miles de errores en la tierra.

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