-Tantas veces he dicho que es la ultima advertencia, pero esta en verdad lo es. Por mucho que te ame, aunque no lo creas, no puedo aceptar que vivas del modo que vives. Así que lo sabes, cambias o este es el final.

Y tal como me dijo mi madre, ese fue el final. Mi casa desde ahora seria oficialmente la calle, y a decir verdad, en lo absoluto me arrepiento de que todo terminase así; cinismo o quizá valentía mal entendida, el punto es que jamás me molesto esa decisión.

Nada de mi casa antigua lleve a mi mas extensa pero menos cómoda casa, todo lo que necesitaba era a mi mismo, curiosamente eso es algo que jamás termine de descifrar. No supe, ni Sabre, si nací sin esencia, si la perdí por los vicios o si bien siempre la tuve mas nunca pude descifrarla.

La calle ,tanto hablo de ella y tan poco la recuerdo, claro que recuerdo lo que fue como algo grandioso, sin embargo ,de ella ningún detalle puede venir a mi mente. Desde aquella ultima advertencia hasta el día de mi deceso, jamás -ni tuve deseos- volví a casa.

Tenia solo 18 años cuando me quede sin hogar, tenia aun menos cuando me quede sin padre; pero desde que deje de tener sueños, eso ya no lo recuerdo.

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