LAS HISTORIAS DE MI ABUELO CAP 2

LAS HISTORIAS DE MI ABUELO CAP 2

MaHg

24/09/2020

LA TORRE QUE SE INCLINABA

Septiembre 2020

Me quede mirando por la venta aquellas montañas llenas de vida e historia, pensé, que no tendrían sentido y mucho menos hablar de ellas, si no fuera por la vida e historias de mi abuelo. Una sonrisa aparece en mi rostro, a su vez agacho mi mirada al suelo y empiezo a llorar, el recuerdo me hace caer de rodillas cogiendo mi cabeza con mis manos.

Recuerdo su rostro alegre y fuerte voz, recuerdos que van y vienen, recuerdos que hacen un altibajo a mis sentimientos, como si no estuvieran ya desechos. Miro hacia mi lado y veo a mi abuelo, su presencia aunque se que no es real, intento recordarlo como si lo fuera.

– Tus recuerdos no son mas que paz, la paz que necesita tu vida y lo que necesitas esta en el recuerdo de estas montañas, lo impetuoso en ellas hará mas fuerte tu camino.

– quiero hacerme esta idea, quiero saber que estas aquí, tu y tus palabras no me hacen sentir solo, tu presencia. ¿ que voy hacer sin ti? – Grite entre lagrimas-

– Recuerda que siempre estaré a tu lado, recuerdalo. Recuerda que he pasado por mil aventuras, las mas bonita eres tu….

Mayo 1973

Las tormentas eléctricas y lloviznas en algunos días de mayo eras mas fuertes que en el resto del año, los vientos huracanados arremetían sin cesar cada noche, haciendo temblar cada casa, arrasando a su vez lo que se interponía en su camino.

Mi abuelo que en su vida siempre fue un hombre fuerte y alto, el cual media un metro con 90 cm, tenia un cuerpo que se podría decir, porte de gigante, cara delgada con poca barba pero cubriendo en sus totalidad sus mejillas y parte de la boca y mentón, formando el famoso candado circular, sus cabellos mostraron siempre una que otra «cana » y eso, es lo que lo hacia perfeccionar su nobleza.

Su casa era un poco mas que ostentosa, porque aun así no era allí donde colocaba su mayor esfuerzo y dedicación, lo hacia, en su patio, así lo llamaba él, » el patio» el cual le servia para criar a sus amados animales y su querida naturaleza, eso si, mantenía con lo necesario.

tenia en su «patio» gallinas, patos, caballos, burros, yeguas, ovejas, conejos, marranos, ardillas, tortugas y muchos mas animales que otro ser humano no imaginaba, ninguno de ellos estaba enjaulado, solo paseaban por su jardín y mantenían allí, por otro lado en su gran huerto cosechaba todo tipo de víveres, el cual se creía que era el lugar mas mágico de la montaña ya que era un huerto tan inmenso con una pequeña entrada, allí como por arte de magia paseaban millones y millones de mariposas de todos los colores, era una sinfonía cromática que emergía belleza, cada vez llegaban mas y mas, como si el lugar fuera el nacimiento y ellas mismas quisieran morir allí.

hoy podría imaginar la mirada de mi abuelo al contemplar aquel esplendor tan bello, el sabia que no había lugar en el mundo mas hermoso que ese, junto con Isabella su amada esposa de toda la vida junto con sus cuatro hijos, quienes eran, los afortunados de tanta dicha.

Isabella acompañaba a mi abuelo en las noches a aquel huerto a presenciar otro espectáculo maravilloso, al caer la noche, las mariposas desaparecían haciendo presencia a su vez otro tanto de millones de luciérnagas, cubriendo así mismo, la totalidad de la cubierta del huerto, iluminando aquel lugar sin necesidad de algún aparato, las miles y miles de luciérnagas se encargarían de ello.

Completamente maravillado mi abuelo, con su familia, tenían el privilegio y sobre todo de lo que eran poseedores, de aquel lugar mágico y fantástico en el cual podrían soñar e imaginarse que era el escenario perfecto en el cual todas sus fantasías y mas aun podrían volverse realidad. Eran noches mágicas, donde pasaban horas y horas debajo de millones de luciérnagas y a su vez de infinitas estrellas, la luna siempre enorme y el amor que provenía de una familia sin temores, ni angustias.

Las tormentas eran cada vez mas fuertes y en la noche del 16 de mayo de 1973 a las 3:00 de la madrugada era el momento exacto donde iba a ser en la que aquellas tormentas expresarían su furia con todo su poder, aquella noche fue la mas sombría de todas, las mas helada y sin mas prisas llego hasta su hogar y todo cambiara en la vida para la familia de mi abuelo.

Mi abuelo al ver que aquella tormenta eléctrica sin tregua alguna llegaría hasta hogar, debía tomar una de dos opciones que tenia, salir corriendo de allí junto con Isabella y sus cuatro hijos, dejar el lugar y formar una nueva vida o pensar en algo que controlara aquella tormenta. Los rayos azotaban sin cesar y no tenia mucho tiempo.

Sin dar mas tiempo, mirando a Isabella y a sus cuatro hijos asustados, con una sonrisa en su rostro, les dio a entender que había escogido la segunda opción y que quizás no volvería, salio de la casa, Isabella salio corriendo tras el pero se detuvo cuando mi abuelo le dijo

– Quizás volveré, cuida los niños.

Isabella solo pudo escucharlo y ver como desaparecía entre la oscuridad de aquella noche. solo tenia una luz de esperanza, sabia que algo se le ocurriría a la mente brillante de mi abuelo.

Mi abuelo corría sin parar entre la oscuridad y el vendaval de aquella noche, no podía ver que tenia delante de el pero conocía el lugar como la palma de su mano, y sin dudar corrió hacia sus caballos, todos los animales la verlo se calmaron con su presencia, montando su caballo, cabalgo hacia el centro de la tormenta, la cual estaba encima de la gran torre abandonada.

Aquella torre quedaba no estaba tan lejos,solo tenia que cruzar el rió que atravesaba la montaña y culminar la altura de ella, la torre era tan alta que no era posible ver la punta desde el suelo, lo cual según mi abuelo era el lugar perfecto para su gran idea.

En su caballo fue hasta el gran cobertizo el cual almacenaba todo tipo de herramientas u objetos que creía que algún día le servirían, era un hombre que jamas botaba algo por inútil pareciera para los demás y que ademas utilizaba en proyectos futuros, hacia que todo objeto tuviera un alma de servirle y así era y esto funcionaria para su gran invento.

bajo de su caballo, abrió la puerta del cobertizo y cogió una vara metálica tan grande que apenas si podía llevar en el caballo, cogió el rollo de alambre el cual le serviría para el cerramiento de la cerca en su finca, pero no tenia tiempo para pensar en ello, coloco la gigante vara y el rollo a los lados de su caballo y cabalgo velozmente hacia la gran torre.

llegando a la orilla del rió se percato de que había crecido tanto que no podía cruzar tan fácilmente, acariciando su caballo lo preparo para la gran hazaña, su amigo fiel, salto hacia el rió, cruzando y casi llegando a la orilla una fuerte corriente los empujo hacia el fondo cubriéndolos totalmente, mi abuelo ya no daba tregua a que saldrían de allí con vida, el caudal era tan fuerte que el pobre caballo luchaba con todas sus fuerzas para ayudarse y ayudar a mi abuelo, mi abuelo que ya casi no podía respirar, el caballo dando un gran salto salio y apareció hasta el otro lado de la orilla.

Siguieron cabalgando, subiendo montaña arriba y al levantar la vista ya se podía observar la gran torre, mi abuelo bajo bajo de su caballo, cogiendo la gran barra y el rollo de alambre de púas, amarrando en la punta de la barra el alambre y así subiendo la inmensa torre se dirigió hacia la cima.

Abrió de un punta pie la puerta de la torre, la cual estaba totalmente oscura en su interior, los rayos alumbraban las escaleras y se dirigió hacia ellas, subió y subió, así, hasta llegar a la cima, su frente hacia una mezcla de sudor y lluvia, con su pañuelo se seco la frente y se postro encima de la cubierta de la torre desde allí podía observar su casa y también algo, que lo llenaría de miedos.

La tormenta, como si esta tuviera vida propia empezó a dirigirse hacia el hogar, donde se encontraba Isabella y sus cuatro hijos, coloco rápidamente la vara en la punta de la torre, ya que esta, serviría para atraer los fuertes rayos de la tormenta y por conducción del cable se dirigía a tierra, manipulando en un futuro así la energía de la tormenta.

Inserto la vara, pero algo sin comprenderlo, ocurriría dejando a mi abuelo perplejo y que hizo despertar su gran audacia, un fuerte temblor presencio en aquella montaña, haciendo caer la vara al suelo cerca donde estaba el caballo, la torre que por arte de magia, comenzó a inclinarse de tal manera que podía tocar con sus manos el suelo, de un lado a otro la torre se inclinaba, mi abuelo se agarraba fuertemente de lo que podía, con todas su fuerzas no se dejaba caer de la torre, esperando que pasara el temblor, el caballo se estremeció relinchando queriendo ayudar a mi abuelo.

Caballo se quito como pudo las riendas acercándolas a mi abuelo, la torre no paraba de inclinándose de un lado a otro y como pudo mi abuelo atrapo en sus manos aquellas riendas y así mismo la vara que había caído, el temblor estaba dejando de sacudir el lugar y así la torre estaba volviendo a su estado normal, amarro la vara con las riendas a la torre y rápidamente bajo hacia el suelo por el interior de aquella gran torre.

el gran invento había funcionado, los rayos que se acercaban a Isabella comenzaron a dirigirse hacia la torre, contando con algo de mala suerte que al golpear los primeros rayos la torre se estremeció, temblando y así mismo haciendo explotar con fuerza la vara, la energía con velocidad se dirigió al suelo ocasionando una gran explosión.

Isabella que había escuchado el confuso e inarticulado ruido salio corriendo hacia la puerta junto sus cuatro hijos, y sin poder contener su asombro de lo que veía las lagrimas brotaron sobre sus hermosas mejillas observaba con espasmo y dolor los alrededores de la torre casi destruidos, desde allí podía distinguir la vara metálica que se asomaba en la cima, así mismo los rayos cayendo con mas fuerza sobre el invento de mi abuelo.

Habia ocurrido ya bastante tiempo desde que mi abuelo se había marchado, Isabella que no daba tregua a su imaginación y a lo que podría haberle sucedido a mi abuelo, sentía el pronto amanecer que ya, se podía palpar, los primeros rayos de sol entre aquellas montañas hacían su aparición en el horizonte, y ella, junto sus cuatro hijos observaban el confín de aquellas tierras, que respiraban tristeza.

Pero la suerte sonriera para esta y muchos mas años en esta familia, mi abuelo que con su gran audacia, había podido saltar de aquella torre y su caballo había alcanzado a sacarlo de la fuerte explosión que produjeron aquellos rayos al caer sobre la torre, galopando hacia su hogar, mi abuelo aparecería entre la claridad de aquel amanecer, con guitarra en mano y su fuerte voz, Isabella y sus cuatro hijos corrieron a abrazarlo y con ellos la canción que escribió para ella y sus hijos.

….Recuerda que siempre estaré a tu lado, recuerdalo. Recuerda que he pasado por mil aventuras, las mas bonita eres tu….

CONTINUARA….

MaHg

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