En una fría y despiadada noche, cuando los sombríos bosques de mi corazón lastimero advertían la presencia descomunal y terrorífica de la maldad hermana del sacrílego desasosiego del desdén.

Llegóse a mi el barullo espectral de los seres de la noche, creaturas caprichosas y fantasmagóricas rodeándome de eternidad villana Tocaron la diana del pavor absoluto.

supuse esto me dije musitando una frase vana al eterno vacío de la nocturna.

declamé en el palacio de la arcana el secreto milenario de los cuentos de mi alma.

Vosotros seres de la noche negra, de la negra noche, vacíos de la luz de Dios, enigmáticas esculturas del terror, almas caliginosas.

Os digo he de entregarles esta serenata nocturna…

En mi triste recuerdo lisonjero llevo, un hermoso aroma de mujer

yo tengo en mi pecho abierto, sus dulces besos de miel.

De sus inmensos caudales he probado la leche divina, el elixir de los gigantes longevos de corazones de papel, he renunciado hoy a la vida cobarde pues mi pecho arde lleno de pasiones perversas.

He sometido a mi vacilante alma y he ahogado sus miedos en los besos de mi amada.

Por ello os digo seres inocuos de la noctambula, ya sin miedos en esta comarca yace este ser de la nada…

De pronto un búho parlanchín de suertes, Con sus ojos trasnochadores y garras de acero

Respondió a mi proclama con su voz de cigarra.

He de mostrarte la inmensidad de la noche, el imperio lúgubre de la luz extinta,

El umbrío supremo.

Y con sus garras fantásticas de acero aniquilador me tomo por los hombros y me llevo a un viaje por los prados de lo sombrío.

Me mostró el país de las brujas, endor, en donde circe la gran hechicera fue perdonada por Saúl hijo de quish de gabaa.

Mi alma se inundo de kenopsia, en tristes sensaciones de abandono y desamparo absurdo. De pronto con su vuelo enigmático

Me mostró los inmensos bosques vecinos del infernos, a los aterradores grifos y quimeras bestias mitológicas, guardianes pétreos de antiquísimos templos que desde sus atalayas grotescas contemplan la maldad humana.

seres que en las noches mas oscuras sobrevolaban en busca del llanto de un niño, y luego retornan a sus pedestales inmortales.

Me mostro al cristiano Romanus cuando llego a Rouen a pactar con el dragón de piedra.

Conocí a incúbus y súcubus entes de la sexualidad pecaminosa, y a los dioses y diosas de la antigüedad fecundando un pecado eterno. júpiter con alemena y sémele,

Tetis y peleo, también venus la súcubo de Anquises…

Fui el profanador de lo oscuro de aquel país de la vida siguiente, lamenté aquella elegía villana de mi corazón y prosa atrevida, cual si fuese mi propio funeral mi propia vida y muerte sujeta al vacío de la noche amada por los poetas y los seres de la noctambula abismal y franca, en garras de acero del búho parlanchín de suertes.

Aterrorizado por tan terrorífico y negro paseo fui abandonado en una necrópolis lejana, invadido mi corazón de frio suplique a Dios por la pronta mañana, victima cautiva de la noche, de aquella serenata nocturna

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