Es una noche fría y pienso como es que mi cuerpo se hizo tan débil. hace un par de meses me sentía el hombre mas fuerte y afortunado del planeta, pero esos días quedaron extintos.
Ahora busco un poco de humanidad, hace tiempo que no hablo con nadie sobre como me siento. Al principio no quería hacerlo, pensaba que mis problemas y sensaciones eran míos y yo sería el que debería solucionarlos. Ahora se que me equivoqué, me equivoqué como en muchas otras cosas. O eso pensaría cualquiera que escuchara mis problemas, solo me equivoqué en la idea de que yo soy auto suficiente emocionalmente, ya que entendí que todas las personas necesitan de alguien con quien hablar. Así que ahora busco una salida fácil, tengo muchas emociones que sacar, pagar a un psicólogo es algo costoso, un lujo que no me puedo dar. Pero hay muchas personas que harán cualquier trabajo por un poco de dinero. Así ha sido siempre. Al menos en el país donde vivo.
Estoy cerca, la música comienza a hacerse más fuerte y a cada lado que veo hay hombres caminando; algunos caminan con la mirada baja, otros acompañados de los suyos. Es la señal que estoy muy cerca de mi objetivo.
La puerta es bastante vieja, pero las luces que la adornan logran cambiar su aspecto. No hay guardias y el olor a alcohol es bastante intenso. Un callejón largo y oscuro precede la puerta y muchas personas salen y entran, me mantengo caminando viendo que la luz del fondo se hace más intensa.
Estoy dentro de aquel lugar. La cantidad de personas dentro es mayor del que cabría esperar, la luz es sangrienta y llena cada rincón del lugar. Levanto un poco la vista y el ambiente entra en un equilibrio humano. Veo unas mujeres al fondo, llevan antifaz, son fácil mente reconocibles, la proporción te tela que llevan encima es extraordinaria mente poca. Pero no me sorprende, al fin y al cabo, la mayoría viste igual que una mujer famosa de Internet. Unos cuantos empujones son la tarea para llegar al lugar de tragos, pero este está lleno, veo personas llevando una botella en la mano así que los copio y ya estoy listo para pedir un servicio esta noche.
A primera vista aquellas mujeres parecen felices; con esos dientes que marcan una atractiva sonrisa, lo cual junto al antifaz crea una falsa ilusión de que aquel lugar es un buen lugar. Veo un hombre con lentes oscuros acercándose a una puerta (donde minutos antes estaba una mujer) que estaba cerrada, aquel hombre con sus gruesas manos empezó golpear fuertemente la puerta. Un segundo después salió un hombre completamente ebrio y una botella en la mano. Pensé que aquel ebrio se había pasado de raya ahí dentro y vino alguien a ponerlo en su lugar, pero me equivoqué. Aquel hombre ebrio volvió a entrar al cuarto mostrando un papel rojo al sujeto de gafas oscuras, y este se marchó.
El sistema era simple, compras un tiket y dependiendo del color de este obtienes el tiempo. Y adquirir uno es ridículamente fácil.
Adquiero aquel que puedo pagar, detrás del tiket esta la foto de la muchacha a quien pedí el servicio (la muchacha está en antifaz). El tipo con lentes oscuros me indica donde se halla la muchacha y sigo las instrucciones al pie de la letra.
El antifaz que la muchacha lleva es de un color azulado, me recibe de una forma extraordinariamente amable. Siempre se mantiene sonriente. Le entrego el tiket y ella toma mi mano y me lleva al cuarto. En cuanto se cierra la puerta la sonrisa de la muchacha desaparece por completo, sus labios fuertemente pintados no muestran sentimiento alguno. Se sienta en la cama y se saca los tacones estira la mano y agarra unos condones de la pequeña mesa de al lado.
Miro sin más. Comienza a acercarse a mí se pone de rodillas y como una rutina comienza a desabrocharme el cinturón. La detengo, dirige su mirada hacia mi y en esa posición logro ver sus ojos detrás antifaz, el maquillaje no logra ocultar su mal sentimiento. Se pone de pie y con una voz algo asustada me pregunta – que quieres- . No sé cómo responder, dejo la botella de alcohol en la mesa…
- Creo que tu lo necesitas más que yo-
La muchacha se quedó callada, aprovecho aquello para sentarme en cama.
- Solo quiero hablar un poco- dije
- ¿Eres policía? – Me preguntó, con la voz un poco temblorosa.
- No, no lo soy. Solo quiero alguien con quien hablar.
Aunque la muchacha llevaba un antifaz, vi claramente que estaba inquieta. Pero rápidamente pareció confiar en mí. Y me pregunta.
- ¿y de que quieres hablar?
Me quede callado un momento pensando en cómo iniciar la sección psicológica barata exprés. Y poco a poco comencé a liberarme de todos mis problemas, ella se quedó callada escuchando. Los 10 minutos que pedí pasaron muy rápido y cuando iba por la mitad alguien golpeó la puerta fuertemente. La muchacha se puso un poco nerviosa, yo me puse de pie desordené un poco mi cabello y me dispuse a irme. Y antes de que abriera la puerta ella me dijo:
- Quizá sientas que pasas por el peor momento de tu vida, pero, hay vidas peores-
En cuando termino aquella oración la puerta volvió a sonar. Ella se acercó, tomo mi mano mientras habría la puerta y su rostro mostró una deslumbrante sonrisa. La puerta se abrió, el tipo con lentes oscuros estaba parado ahí fuera con un ebrio a su lado, Salí y la muchacha con una voz dulce me dijo -vuelve pronto- mientras tomaba la mano de aquel ebrio y lo metía al cuarto.
El camino a la salida es largo, los obstáculos son fáciles de sortear y la calle huele mal. Me alejo de aquel lugar, la música comienza a desvanecerse, el sonido empieza a desaparecer. El ruido de los pasos comienza a cambiar, a acelerar. La inesperada lluvia empieza a caer, los truenos empiezan su baile y mis pies se niegan acelerar. En unos segundos la lluvia esta sobre todo lo visible; tengo frio, tengo miedo. Pero mis pies se niegan avivar el paso. Me siento aún más débil, gotas de agua surcan mis mejillas y la expresión de mi rostro no se ve perturbada. Cubro mis manos con la tela de mis bolsillos.
Las calles están completamente vacías, solo el romántico vals entre la lluvia y los truenos está presente, un gran espectáculo para una sombra caminante. Mi mente comienza a divagar a un más, la lluvia se vuelve silenciosa pero las gotas de agua siguen igual. Escucho su voz, escucho; música, copas chocando, rizas a los lejos. Y luego silencio.
Necesito un poco de calor, necesito a alguien. -soy un tonto!!-. (Solo el ambiente escucha mi voz). Gaste lo único que tenía en una estúpida conversación, ahora me siento peor.
-hay vidas peores- aquellas palabras… ¿cómo debería sentirme?… ahora sé que mis problemas son “menores”. Pero saber aquello no hace que me sienta mejor.
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