Como poder decirte que en la escritura encontré el dolor y fármaco que mi vida anhelaba hallar, fue Dios quien me dio el bendito don de sanación en garabatos, responsable y reprochable de cada acto escrito, por el partido o un ciudadano.
Fue Dios abrazándome en la “A” y en la “Z”, tantas veces te vi pasar al frente mío, y nunca me di cuenta que te tenía en la palma de las manos, en la yema, en los ojos…. Hasta el braile encanta y encuentra satisfacción en un puntito.
Si Dios está en algún lado, está en la escritura, en mi escritura Dios, mi Dios, hay tantos supongo…
Gracias por Abrazarme en la “A” y en la “Z” en un garabato, en pulsiones, pulsaciones y expulsaciones del alma en tinta.
Si, a ti te escribo Dios, después de tanto… ¡TANTO TIEMPO! No estabas en la Biblia, estabas en las palabras, profundamente entre las letras. Como la etiqueta de una Coca-Cola.
Dios estuvo y ha estado en cada parte, cada párrafo, cada letra y Oración… Dios ¿Dónde has estado?
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