Brisa sideral

Agradezco las llagas y el vino, el viento desesperado y el sabor agridulce del olvido.

Aborrezco a los crueles que operan bajo las sombras, la negligencia transformada en atrocidad y la nostalgia de un domingo.

Entristezco al ver un pueblo dominado, un bosque desolado o aquel amor que entre los segundos se marchita.

Pero acaso, ¿no todo se trataba de aquello, de lo irremediable? De rendirse ante el no sentido, ante aquella levedad que se muestra en la muerte de una bella flor.

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