De larva, a oruga, a ninfa, a crisálida, a mariposa multicolor, he fisgoneado en un alfalfar y en los campos de margaritas. ¡He visto tanta belleza en mi largo andar!
He mutado en mariposa nocturna para pasar inadvertida en los rincones y en el submundo de las escaleras. He vagado en torno a sitios ignotos. He leído sonetos; he escrito odas y elegías y he viajado en canciones. Me he camuflado para huir de las fumigaciones y las toxicidades, en un enjambre de mariposas, ¿mariposario? (no me gusta ese sustantivo colectivo porque me suena a laboratorio aséptico y frío) que, “en un corte y una quebrada”, en giro y contragiro, hemos bailado un “allegro molto e vivace”o un vals de las mareadas… y aún perduramos.
Aquí estoy, estamos todas, mariposeando, pizpiretas de caprichos y aficiones. En una elegía “mariposearé tu alma soñadora” y seguiremos volando/soñando para no terminar pinchadas con el alfiler asesino del entomólogo.
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