Toujours

Toujours

Katia

12/09/2020

Un día nos subimos a un
mismo vagón donde emprendimos un viaje entrañable, teniendo por
equipaje tan solo Amor, Ilusión y Candidez.

No necesitábamos de más.

El traqueteo del tren nos
meció en una travesía tan dulce como lo eran tus brazos
cuidándome; la suavidad con la que se desplazaba sobre las vías,
era la de tus besos queriéndome. Desgraciadamente la maleta se
abrió en mitad del viaje y se desparramó Candidez. Ajenos al
destino que nos iba a deparar aquel viaje nos tuvimos que bajar en
diferente estación

Entonces perdimos el
rumbo y con él, otra parte del equipaje, Ilusión, cada uno tomando
vías diferentes aunque ambos inmersos en un continuo túnel oscuro
cuyo final no acabábamos de vislumbrar ninguno de los dos.

Incesante viaje, de
idas y vueltas hacia la nada, siguiendo una brújula ciega en busca
de aquel vagón con ese equipaje que nos había quedado incompleto.

Hasta que un cambio de
agujas lo encarriló todo de nuevo.

Cruce de trenes, cruce de
vías sin saber que al final íbamos en la misma dirección, esas
fueron nuestras vidas.

Dos viajes distintos,

un mismo destino.

Hoy, al fin, estamos en
el mismo vagón con el mismo equipaje y aunque la Candidez dejó
sitio a la Madurez,está sobre todo lleno más que nunca de lo
imprescindible: Amor e Ilusión.

Nos quedan muchas
estaciones por las que pasar, pero hoy viajo sin temor porqué
encontré mi rumbo en tu mirar.

Hoy, al fin llegué a
casa.

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