¿Qué tal si cada uno trajéramos a una Sabina dentro? Ese conocimiento ancestral que aporta. Esa riqueza para la sanación.
Ese aprendizaje de cada región, rica en plantas, en hierbas, en ¡Mujeres indígenas! Que curan hasta el alma. Regresar a la “botica de la abuela”, para reivindicarlas a ellas, a las de antes y a las de ahora.
Para reivindicar el conocimiento herbolario. A las que saben de remedios, a las que con sus majestuosas manos siembran, elaboran, hilan y también curan sin intoxicar.
A ellas, que levantan y sanan con sólo plantas. A ellas, que pueden perpetuar sus conocimientos. A ellas que no sólo hay que reivindicarlas, sino valorarlas con sus acciones y su herbolaria.
Retomar lo que no envenena, porque saben cómo. Cómo tomar aquel té cura todo, incluso el mal de amores, de odio y hasta de ojo.
¿Porqué no revalidamos a nuestros grupos indígenas, a nuestra comunidad femenina de hierberas que en silencio o solas y hasta ocultas, enfrentan esta pandemia.
A ellas, que curan con hierbas ante la carencia y carestía de medicamentos. De un sistema de salud fracturado y abandonado. De un encarecimiento de medicina del “hombre blanco”.
Para que ese gobierno, esos gobiernos estatales, entiendan y aprovechen su sabiduría y nuestra riqueza herbolaria.
Para que esos legisladores, no sólo organicen foros que recuerdan a la mujer indígena, y mañana la olvidan, aunque las maten o las violen. Para que también revivan y posicionen hasta aquellas que en esa gran universidad de Chapingo, incluso en el herbario del IMSS, intentan perpetuar la cura, sin envenenar el cuerpo.
Para que el “Día de la mujer indígena” no sea un encuentro que mañana queda sólo en memoria legislativa.
Para que no sea un día de lamentaciones, en el que todos aceptan que las discriminan, las excluyen, las ¡Violentan!
Un día en el que recuerdan el homicidio de la lideresa Aymara Bartolina Sisa, de Bolivia, hace 232 años, y olvidan el de apenas hace 17 días. Sí, el de Paty, indígena tzetzal, aún niña que fue violada y le lloran las mujeres indígenas en la comunidad de Nachij, en Chiapas.
Para que no sea solo día de diputados que se flagelan por la incapacidad institucional, por la falta de voluntad política y de protección a los derechos de la mujer indígena. Un día en el que de nuevo, hablan de objetivos, recuerdan números y hasta el “reto que más mujeres indígenas lleguen a los procesos electorales de 2021”, para después olvidar que existen hasta en la ¡Ciudad de México!
Un día, que fue de manera virtual, sí, ¡virtual! Que también significa aparente y no real, para que legisladoras de la comisión de Pueblos Indígenas de la Cámara de Diputados se despojen sólo un día del color partidista y se desgarren juntas las vestiduras para exigir políticas públicas que nunca culminan en favor, de ellas, las mujeres indígenas, porque sólo sirve para imagen de aquellas ellas y de nuevo, queda sólo en el “Día Nacional de la Mujer Indígena”…
Porque olvidaron el qué y cómo revalorizarlas en los ¡Hechos! Del hoy, para que su conocimiento y riqueza no sea sólo saber que son seis millones de mujeres indígenas mexicanas, que caminan solas, mientras algunos las usan y mercantilizan sus conocimientos ancestrales, sin ¡Aportar!
Y ellas, que los tienen, que los avalan sus ancestros, son abandonadas y las recuerdan sólo el “Día de la mujer indígena”. Es tiempo, sí, la pandemia lo recuerda, es tiempo de revalorizar y posicionar con ellas, la medicina tradicional.
OPINIONES Y COMENTARIOS