NOCHE MALDITA.

31 de diciembre del año 2019. Es una noche de mucho calor; y un chico de dieciséis años llamado Julián Noblez está en la salida del edificio dónde vive con sus padres, del barrio de Palermo. Y se está yendo a las escondidas de esta construcción, porque para él es una tontería tener que recibir el año nuevo bailando y brindando tanto con sus padres y sus tíos. Prefiere pasar los últimos minutos de este año y los primeros del 2020 con sus amigos de toda la vida.

  Un rato después Julián llega a la discoteca dónde pensaba encontrarse con sus amigos. Se encuentra con sus amigos comienzan a bailar, a levantarse minas, a beber mucho alcohol y pasarla bien. Pero eran respetuosos de las mujeres. Tenían sus códigos.

Todo va bien, hasta que Julián despierto, bailando y pasándola bien, comienza a soñar cosas terribles, y sus amigos aunque lo sacuden, hablan y zamarrean no pueden despertarlo de sus ensoñaciones; que eran estas: “Mujeres hechiceras quemadas en una hoguera en la época de la inquisición en Europa. Hombres con hachas que persiguen a niños indefensos y pequeños. También se imagina Julián y vea a un bicho horrible que esta dentro de su cerebro y se lo quiere explotar. Otra imagen es que Drácula lo persigue al protagonista de esta historia, por una pendiente de una montaña bien empinada; y lo quiere morder en el cuello para que se convierta en un vampiro……”. Por todo Julián comenzaba a sudar mucho y sus amigos estaban preocupados porque no encontraban explicación para todo lo que estaba sucediendo a Julián. Después Julián bien a un esqueleto que le quería clavar una espada, él pudo esquivarlo y el cadáver por no ver dónde pisaba cayó en un pozo sin fin; y no lo molesto más a nuestro amigo. Luego a Julián se le apareció delante Frankenstein, con una Uzi, una motosierra y lo quiso destrozar. Pero el protagonista de esta historia, vio un escudo en el piso gomoso, viscoso, y por eso las balas de la Uzi rebotaron en su escudo que era como el del Capitan América, volvieron contra Frankestein, lo hicieron evaporar, morir de vuelta y ya no corrió peligro Julián con este monstruo.

Lo peor es que quizás si Julián moría en sus sueños, también moriría en la realidad y físicamente, ya que estaba usando toda su energía vital en sus sueños.

Y lo último que vio Julián en esas ensoñaciones fue un narcoterrorista, con un pistolón que lo asesino por una bala pérdida, que en realidad iba dirigida a un policía de estos sueños del protagonista de esta historia.

Al final, Julián en la realidad aparece muerto. Su familia nunca llega a poder explicar, aunque es ayudada para hacerlo, por especialistas en temas raros y esotéricos la causa de la muerte de su único, que les causa una tristeza muy grande.

FIN

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