Cuando las melodías acarician mi ser, mis labios danzan, mi mente sonríe y mi cuerpo vuela dejando atrás engranajes y manecillas, decorados tras bambalinas, tributos heredados y temores encadenados.
Da un brinco, medio giro y observa lo acontecido desde otro ángulo. En el perdón encuentra la convicción, y con la voluntad motivada termina de girar, hace reverencia y vuelve a empezar.
23-08-20
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