Aquella noche, cuando entre a tu habitación con las palmas de las manos húmedas, palabras entre cortadas y un rápido parpadeo que no podía detener y que delataba velozmente mis nervios.

Recostados en la cama sostuvimos una breve charla, la mas banal que he tenido pero sin duda la que dio pie a todo lo sucedido.

Montada en ti, te observe por unos segundos, tome tu mejilla y me acerque.Te bese lentamente, nos alejamos, lamiste tus labios, nos miramos. Salio a flote una pequeña sonrisa; música de fondo, movimientos ligeros que iban acompañados de tus manos sujetando mi cintura, uniendo tu cuerpo con el mio.

Caricias lentas, acompañadas de paciencia. Tu respirar cada vez se volvía mas agitado, tu espalda húmeda mientras susurrabas a mi oído. Hombre dominante que estrujaba mi piel, una y otra vez. Que fue suya esa noche.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS