Sólo feliz Navidad
Cómo lucero en el cielo se siente una cálida luz. Un grito bien conocido intenta entrar en el corazón del mundo. Curioso desciende a una gran plaza muy estresante. Recibido por un demonio de metal. Su canto apacible, es una guía de los ciegos.
Un santo aterrizó, ha llegado a la fría Tunja. Está, inmersa en una pérdida, la pérdida del tiempo. Los infantes no despiertan con la llegada de su santo favorito. El miedo ha desnudado al pavimento.
Un frenesí de soledad oscurece al alegre lucero. Sus gritos se convierten en cascadas. Como el río que desemboca se alinea con el llanto de un alma. Corre al auxilio de esta. Se le ve entrar a un parque de estudio, pasadas las horas se asoma una sombra. Logrando percibir la muestra de un socorro.
¿Qué sucedió ahí adentro? Sus telas grises ahora están al rojo vivo, un infante salió junto a él.
Un lucero parte de la cálida ciudad, y en la puerta de un orfanato ahora hallamos, por fin, un regalo.
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