Cuántas veces te pidieron empatía pero no la tuvieron, cuantas veces pidieron sinceridad, pero al momento de sincerarse no lo hicieron. Cuántas veces te pidieron confianza, pero luego te la destruyeron. Tantas veces te pidieron ser responsable de tus acciones, pero al momento de enfrentar las suyas, claro, no lo hicieron. Cuántas veces nos dijeron: “eso no se hace, está mal”, pero cuando les demostraste que también lo estaban haciendo, expresaban que no lo comprenderías.
Haz lo que digo, y no lo que hago. Porque mirarnos más a menudo al espejo, es una de las prácticas más difíciles, enfrentarnos a nosotros mismos y hacernos cargos de nuestros errores, enfrentando nuestros propios demonios.
OPINIONES Y COMENTARIOS