Te envío un «te quiero», un «te extraño» y una flor
La flor más bonita a los rayos del sol.
Te envío este canto con un ruiseñor
Y un frasco de rezos y versos de amor
Te veo danzando entre sueños,
escucho tu risa, tu tono de voz.
Mis ojos se tiñen de nostalgia
Y pintan el lienzo en mi corazón.
Cuenta la leyenda que en las noches antes de dormir, un pequeño duende bajo las estrellas recita poemas a la luna llena. Son recuerdos hechos rimas, de la época más feliz de su vida, cuando compartía las más grandes aventuras junto a su primer alma amiga.
Juntos aprendieron muchas cosas, unas más bellas que otras, pero todas buenas. Aprendió a jugar en la lluvia, aprendió a bailar, aprendió a compartir y a reír hasta llorar; aprendió a disfrutar las películas de terror. Aprendió sobre el dolor.
El dolor en la despedida y el anhelo en la distancia, que paradójicamente afirman y fortalecen el lazo que los unió.
Cuenta la leyenda que en las noches, antes de dormir, un pequeño niño bajo las estrellas observa y escucha los cantos de la luna llena.
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