LOS MOROS RINDEN LA FORTALEZA DE SALVATIERRA

LOS MOROS RINDEN LA FORTALEZA DE SALVATIERRA

LOS MOROS RINDEN LA FORTALEZA DE SALVATIERRA

I

Protectora de la cruz se alza

coronando la montaña,

la fortaleza cristiana de Salvatierra

como su gran leal guardiana.

II

Punta de lanza en defensa

de la frontera castellana.

Orgullosa la Orden de Calatrava

se siente de ser su fiel guardiana.

III

Los primeros rayos de la mañana

iluminan sus altas almenas,

donde el Maestre con mirada serena,

observa el avance de la hueste musulmana.

IV

Sus redobles de tambor crean pavor

en la comunidad cristiana,

cuando los almohades cabalgan dispuestos

a tomar la fortaleza de Salvatierra.

V

La caballería cristiana

desciende por la ladera

con sus pendones al viento

y en formación de guerra.

VI

El estruendo de los cascos

por el trote de sus corceles

se funden con el estrepitoso

tronar de los tambores.

VII

Suave brisa ondea

su legendaria enseña

exhibiendo con orgullo

la cruz flordelisada negra.

VIII

Las huestes del Califa

avanzan por la llanura,

sin esperar el ataque sorpresa

de los nobles templarios de Salvatierra.

IX

En cuneo con sus lanzas en posición de ataque

y a galope tendido, los cristianos entraron en combate

contra la inmensa marea sarracena,

dejando de cadáveres y sangre cubierta la arena.

X

Ante el arrojo cristiano en el ataque

a los moros el pánico desmoralizó,

sin tiempo a poder reaccionar,

los templarios varias cargas les lanzó.

XI

Los cristianos lucharon con valor

impidiendo ser rodeados

por la inmensa marea negra

ante tan desigual contienda.

XII

Con astucia consiguieron evadirse de la lucha

y refugiarse entre las murallas de Salvatierra.

Los moros sitiaron la fortaleza cristiana,

impidiendo la entrada de suministros y agua.

XIII

Al alba los moros atacaban la fortaleza

con infernales catapultas de guerra,

sus proyectiles el cielo sobrevuelan

impactando en las murallas de Salvatierra.

XIV

Una nube de flechas oscurecía el azul del cielo,

cada día se repetía el mismo infierno.

La muerte entre los muros les acechaba,

sus ataques de sangre cristiana la tierra regaban.

XV

En la oscuridad de una noche nublada

un emisario salió con sigilo de la fortaleza,

burlando toda vigilancia sarracena,

a su Rey, auxilio pedía para socorrer Salvatierra.

XVI

Con gran dolor en el fondo de su corazón,

el Rey, la rendición de la fortaleza autorizó,

por no contar con suficientes soldados en el reino

para poder combatir al colosal ejército sarraceno.

XVII

Sus ataques enormes brechas abrieron

en las altas y robustas murallas,

que los nobles templarios

con sangre y valor arreglaron.

XVIII

Abatidos por la enfermedad

y desolados por el hambre,

su largo y duro asedio

debilitaron a los cristianos.

XIX

La noche oscura y tenebrosa aprovecharon

los nobles freires, al cielo se encomendaron,

a los vigías moros con sigilo burlaron

y de la fortaleza a galope escaparon.

XX

Por sus cuatro costados se desangraba la fortaleza,

ante la muerte incesante al pie de sus murallas,

los cristianos, sin fuerzas, rindieron Salvatierra,

y en sus torres los almohades izaron sus banderas.

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Autor: Fidel Tello Costero

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