Siempre intente ser buena persona, evitar el karma, no tener cargo de conciencia. Un día fui lastimada, directamente en el pánico al abandono, dañando mi diezmada autoestima. Decidí no vengarme y perdonar porque todos podemos estar en un lugar oscuro y cometer las peores atrocidades.
De pronto un día, el diablo se te presenta y se acerca sutilmente, te endulza, te seduce y le dices: «Me caes bien pero guarda tu distancia». El diablo no se rinde fácilmente, es increíblemente agradable, te cautiva, de pronto, te atrae. Poco a poco te sientes tentada a morder la manzana, pero no quieres lastimar, porque eres una buena persona, porque quieres evitar el karma, porque no quieres tener cargo de conciencia… Pero, espera… tuviste tu karma sin hacer nada, te lastimaron siendo buena persona y el cargo de conciencia no pesa tanto.
El diablo te ofrece la manzana más deliciosa que has probado, él de pronto encuentra tu punto débil, tu talón de Aquiles y te rindes. Cruzas la puerta del infierno y te sorprende lo increíblemente placentero que es. Entonces lo miras y antes que la razón te detenga le dices «ya que estoy en el infierno, ardamos juntos».
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