Como el sentimiento del artista incomprendido,
que duerme junto a su perro y escribe de madrugada
mientras fija la mirada en la nada,
ese lugar donde acontece todo.

Viste ropa holgada y zapatos gastados,
un abrigo lleno de bolas y un sombrero eterno.

Como el sentimiento del artista incomprendido,
que viaja a veces en tren,
otras en el sofá de su casa.

Como el que deambula por las calles
ajeno a lo que sucede a su alrededor,
pero más consciente
que los que están ajenos.

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