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Jamas imaginé que el deseo de libertad fuera mas un acto que un deseo.
Crecí y viví soñando con ser libre, me he contado historias fantásticas y fabulosas en las que algún día la liberación interna me daría la posibilidad de ser mejor persona.
Cuando frente a mi llegó la palpable oportunidad de dar un paso hacia la liberación de mi ser fue cuando me di cuenta que en realidad vivía atrapada en una idea que no lleva a ningún lado.
Resulta ser como cuando estas dispuesto a ingerir un alimento nutritivo pero a cambio de eso mejor «eliges» comer la primer comida chatarra que ponen en tus narices.
Quisiera darme a la tarea de resumir mi concepto de «libertad», que mas se parece a un libertinaje, a un capricho. Sin embargo resulta absurdo contarme a mi misma que he logrado ser libre bajo esta premisa.
Si existe esa voz interna que reconoce la acción de liberarse, la cual si estoy un poco mas tentada a describir de acuerdo al pequeño atisbo que la vida me dio la oportunidad de percibir.
Claro, con suma consciencia de que hablar, de eso me convierte quizá en una hipócrita, en una farsante; pues creo que no se puede hablar de la liberación del ser cuando no se practica lo aprendido. Y realmente no se si eso ocurre con todos los temas de la vida, pero se en mi corazón que en este, eso es así.
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