La hora de los participantes 1

La hora de los participantes 1

Selección de aportaciones de los participantes del Taller de Matías Cañorroto, Febrero 2020

Introducción

(NOTA- Les aconsejo que en esta introducción hagan uso de los subrayados verdes para su lectura expandida solo una vez hayan leído primero todo lo que sigue.)

Escribo esta entrega, que como verán será de estructura distinta a las anteriores, cumplido un mes desde el arranque de los primeros grupos que se formaron de esta experiencia singular en Febrero de 2020. Si hasta ahora quienes han acudido a mi taller con el deseo de participar han aceptado las pintorescas reglas del juego que les invitaban a interactuar con ese heterónimo que es mi ser Matías Cañorroto, y con una ficción que al mismo tiempo resulta ser un taller con participantes reales (ustedes), ahora vamos a dar un paso que convertirá a una selección de sus trabajos en parte protagonista de los relatos que se despliegan desde estas entregas. Esta iniciativa novedosa (¿a que nadie se lo esperaba 😀?) surge de momento a modo de mera tentativa.

Dado que como ya les he prevenido, todo en este proyecto es, de momento y aún por unos cuantos meses más, “work in progress”, es decir provisional, por probar nada se pierde. En la tentación de esta iniciativa de colaborar a la difusión de los trabajos que más me han llamado la atención unidos a la difusión de mi propio trabajo, me mueve en primer término el placer que me ha producido el seguir la actividad de los grupos de Whatsapp en que participan, intercambian y discuten entre ustedes sus aportaciones, así como el entusiasmo que la mayoría han demostrado ante este extraño dispositivo literario que he puesto en movimiento y que les incluye.

Por mi parte decir que ese entusiasmo que ustedes han demostrado ha hecho que me motive aún más y de verdad disfrute, más de lo que me hubiese cabido imaginar, el seguir adelante con la resolución de las entregas de la obra que les he ido haciendo llegar hasta ahora. Valga señalar que pronto arrancarán nuevos grupos de trabajo y encontrarán esas entregas retocadas, diferentes, porque, mientras sigo avanzando y produciendo nuevas entregas, no dejo de mirar por el espejo retrovisor y trato de reparar los tornillos sueltos de las anteriores, a veces al dictado de los comentarios que ustedes me hacen llegar por correo electrónico, en otras ocasiones para encajar mejor las piezas de este puzzle en movimiento. Y aún otras veces porque acude a mí de improviso alguna pequeña idea irresistible que se puede encajar como quien pone un anillo en el dedo de una entrega pasada

Creo que aún no les he aclarado, y me parece importante hacerlo en esta parte de la entrega que debería seguir echando luz sobre las cosas que aún no saben del proyecto, pero llevo acumulado ya un largo camino desde que hace unos diez años comencé a prepararme para esta nueva creación en que andamos.  Una vez en el periodo 2010-2017 terminé de seleccionar los temas, la estrategia narrativa y los primeros personajes, ademas de desarrollar incontables debates con especialistas de todo tipo, después el trabajo entraría en una segunda fase que dura ya más de tres años y que viene consistiendo, en lo que es su eje central, en una intensificación del ciclo de documentación y contactos con personas que me ayudan ya de forma muy concreta a solventar viñetas y me dan apoyos logísticos diversos; todo en general en la esfera de relaciones de amistad a ambos lados del Atlántico. Es decir, la obra tenía una dimensión colectiva ya mucho antes de siquiera tener título y antes también de siquiera sospechar que acabaría siendo también un taller con personas invitadas a participar.

En estos meses preliminares, trato en cierto modo de reconstruir para ustedes, de forma sintetizada y acelerada, un proceso semejante al que he recorrido hasta llegar aquí. Por una parte introduciéndoles en los temas, las estrategias y los personajes en juego –todo ello de una complejidad propia de los grandes (en tamaño) proyectos novelescos–, pero muy en particular también poniendo el foco durante esta primera fase en ese puente entre voz y texto, que yo mismo hasta hace no mucho, apenas había practicado antes.

Ante el camino de senderos que se bifurcan entre el texto de solo letras impresas y el texto de palabra-voz que he situado desde el comienzo ante ustedes para que escojan con plena libertad, el descubrir que muchos de ustedes optan por probar con la palabra-voz y que le están encontrando muy rápido verdadero placer a sus primeros tanteos con el relato oral, es algo que de por sí resulta muy revelador. Vendría a confirmar el gran vehículo expresivo que es la voz frente al texto plano delineado con neutra tipografía sobre un papel o desde una pantalla (respecto a esas negritas, recuerden: en el papel se imprime, la pantalla proyecta, reverbera, emite.

Ahora que ha llegado el momento de hacer un receso y mirar al trabajo acumulado de quienes hacéis llegar a mi taller vuestra propias experimentaciones a partir de mis propuestas de trabajo, no sería pues casual que se impongan los audios en mi selección, y no solo porque son en general en todos los grupos abrumadora mayoría en vuestras elecciones, también porque hay bastantes en verdad afortunados. Aclarar que he escogido aquellos que he disfrutado más o que me han llamado la atención por algo en particular y que no es mi intención defender con rigor científico: baste con decir que han conectado con alguno de los puntos de las reflexiones, temas y prácticas que estoy poniendo en movimiento, bien en la obra de ficción que configuran estas entregas, bien en la actividad con participantes que acompañan el juego que propone la obra.

A partir de una preselección más amplia, me he decidido finalmente por las nueve obritas que compartiré a continuación atendiendo también a otra premisa previa que me había impuesto: que reuniesen variedad de recursos, formatos, estilos y tonos. Así, por ejemplo, si he escogido una de las pocas aportaciones que ha llegado en vídeo no es solo porque, a pesar de la sencillez de la toma de Silvia Prieto que enseguida verán, el hilado del final de su locución y la reacción del animal rompiendo la quietud del plano que contemplamos, esté resuelto de forma muy afortunada y sorprendente —¡lo que se dice un gran final anclado en la monotonía de un plano que podría haberse confundido con una fotografía! No solo por eso, sobre todo la elijo por recompensar el riesgo por experimentar sin salirse de los límites de tiempo (máximo de dos minutos, una regla que sí es estricta) y el hacerlo además con recursos muy sencillos y cercanos, al alcance de cualquiera, como los que yo mismo trato de emplear. El ámbito de este proyecto, tanto en el lado de ustedes como en el mío es el de lo doméstico.

LA HORA DE LOS PARTICIPANTES. Primera selección.

Como decía, comienzo la selección de las piezas llegadas a los grupos de trabajo por Whatsapp, con esta obrita entrañable aportada por Silvia Prieto:

La siguiente aportación seleccionada es la de Robinson, que participa desde Santo Domingo, quien optó por su cuenta y riesgo por una manera muy alegre y humorística para presentarse frente a sus compañeros de grupo, al margen de las propuestas de trabajo. Una licencia creativa aceptable y recibida por todos con sorpresa y máxima simpatía:

Robinson Ruiz se presenta

Me ha interesado también mucho una de entre las aportaciones en el plano de la reflexión, en la que dani-i, el pseudónimo por el que pide ser mencionado este participante, ordena sus impresiones sobre cada uno de los tres registros que vengo empleando en las entregas (audiovisual, audio solo y escritura ampliada) y sobre lo que os ofrecía la posibilidad de reflexionar en la tanda de propuestas correspondiente. Transcribo a continuación su aportación, anotando yo mismo en cursiva el detalle de a qué parte se refiere cada punto:

— [01. Viñeta en audio sobre Cañorroto y su condición heterónima] —
Tiene algo de mensaje desde otro tiempo y lugar… misterioso, como de grabación en una cinta de cassette encontrada en un desván. Algo fuera de un contexto de comunicación «natural». Me pregunto: ¿quién eres? ¿dónde estás?… y entonces oigo a Flautín y todo me parece más extraño aún.

— [02. Voz e imágenes en movimiento Viñeta dedicada al bosque de Pando] —
Lo he recibido como algo cercano a lo onírico, un sueño, una experiencia. Y hay viento, y un bosque, y más viento, y ojos, y una herida, y coches. Y no sé muy bien de qué va hasta que caigo en la cuenta de que había una voz que me estaba guiando. Investigo ‘pando’ en la wikipedia.. y el sueño adquiere sentido.

— [03. texto en doble capa de la primera entrga] —
Es el más cercano a un objeto físico, un bargueño (escritorio) en el que puedes abrir y cerrar cajones a tu elección. A diferencia del audio y del vídeo en los que una vez que le das al ‘play’ no controlas el flujo, aquí, tú abarcas el objeto.

A continuación seis audios, muy variados, con valores muy diferentes, todos meritorios para ser la primera vez. Denotan el placer recién descubierto, el disfrute de ponerle voz a un texto propio, del que se es único responsable. Una buena cosecha para este arranque de oralidades:

Ana Martin

Elvira de Alba

Fernando Sánchez  

Mari Angeles Díaz  

Sara Rollón


Por último he elegido también un relato escrito y el intercambio posterior de comentarios, un caso interesante de cómo puede ser útil saber escuchar una crítica expresada con inteligencia y resolver un diálogo al respecto con formas exquisitas. En ocasiones no es fácil hacer comentarios críticos sin que la persona que los reciba se sienta mal. Es algo para lo que hay siempre que extremar el respeto y el cuidado a la hora de expresarse, así como la humildad por parte de quien lo recibe. 

Relato de Javier Piñeiro e intercambio al final entre el autor y otra participante del grupo, Verónica Trillo



Los primeros encuentros, las primeras rarezas, sucedieron a la puerta del ascensor. “Me llamo Arturo. Soy el nuevo inquilino del 5ºB. Venga mañana a tomar café”. A pesar de las reticencias -me incordiaban los tintineos a mitad de la noche-, acepté más por cortesía que por apetencia.

“Está usted en su casa. ¿Cómo quiere el café?”. Se ausentó a la cocina y me permití acercarme a su biblioteca, como acostumbro a hacer en toda casa ajena. No había en las siete estanterías libros de autor. En cambio vi, ordenados con pulcritud de archivero, no menos de quince vademécums, manuales de instrucciones y forenses, ediciones en sueco del I Ching, colecciones de esquelas, libros de cosquillología, compendios de origamis y palíndromos, biblias para leer en un espejo… En el espacio delantero de cada estante, vi también colecciones de ábacos y, colgadas de un cordel, apestando a amoniaco, fotografías de espejos a medio revelar. Cuando Arturo llegó con el café, las pastas y un abrecartas, yo ya tenía el convencimiento de que mi vecino cultivaba, junto al orden extremo, las formas más sutiles de la locura.

FIN

Verónica– Hola Javi ¿ por qué el abrecartas ? La propuesta me ha gustado mucho..sin embargo ese abrecartas junto al cafe y las pasta ?.. ya la locura esta definida o no….quizás acentuarla más?..es un elemento no haría falta en el relato tan bien construído y que al leer la palabra..al menos en mi caso te hace pensar en otras formas de esa locura..se te escapa..

Javier– Gracias, Verónica. Quería introducir un elemento que fuera potencialmente peligroso. Pero también pensé que podría resultar fuera de contexto, como parece que ha sido el caso. Lo voy a quitar.

Verónica– No, no me hagas caso..es sólo mi percepción..a mi me llevó por otros derroteros pero no significa que a los demás les pase lo mismo…

Habría que añadir en todo caso respecto a lo que se acaba de reproducir que hubo luego algún que otro participante que defendió  «el abrecartas» en cuestión, ¡incluso un miembro destacado del equipo de Fundación Escritura(s) que sigue de cerca el desarrollo del trabajo de los grupos sacó uñas y dientes en su defensa!

Eso es todo por hoy. Espero que les haya gustado la selección.

Matías

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS