Microficcción
Definición:
La microficción es un término usado por algunos críticos literarios para designar un subgénero narrativo breve de características lúdicas, tono irónico, metaficcional e híbrido. Es un texto breve de naturaleza narrativa y ficcional que, usando un lenguaje preciso y conciso, se sirve de la elipsis para contar una historia sorprendente a un lector activo. La obra de autores como Juan José Arreola, Leopoldo Lugones, Augusto Monterroso cultores del género, así como José Luis Borges y Julio Cortázar a lo largo del siglo XX, ha logrado su desarrollo, especialmente en Hispanoamérica, donde es considerado un ejercicio literario de inmensa popularidad.
Su origen se remonta a principios del siglo XX y sus raíces están fijadas en las vanguardias literarias de la época. Su valoración como género autónomo y posmoderno, tan sólo se ve reflejado en las dos últimas décadas del mismo siglo, en parte, gracias a los estudios introductorios de Dolores Mercedes Koch, crítica literaria de origen cubano, pionera en el estudio de la microficción. Sus investigaciones publicadas en 1981 sobre microficción, son formalmente consideradas como los primeros trabajos críticos de habla hispana sobre el tema. Para David Lagmanovich, los cambios culturales de la modernidad propician, junto a otras innovaciones en campos como el de la música y la arquitectura, el surgimiento de las narrativas mínimas.
El microrrelato como fenómeno escritural debe verse en perspectiva histórica como una de las más recientes (re)configuraciones de la escritura fragmentaria y/o breve.
La escritura breve se practica desde los inicios de la literatura. En las antiguas culturas no occidentales se pueden mencionar los casos en Sumeria, el de la India (el Panchatantra, por ejemplo), los Textos de los Sarcófagos egipcios, el haiku, entre otros. En el mundo occidental, manifestaciones de la escritura mínima se encuentran en las fábulas.
Principales características:
Rasgos discursivos:
narratividad, hiperbrevedad, concisión, etc.
Rasgos formales:
estructura simple, personajes mínimamente caracterizados, espacios esquemáticos, condensación temporal, etc.
Rasgos temáticos:
intertextualidad, metaficción, ironía, parodia, humor, etc.
Rasgos pragmáticos:
exigencia de un lector activo.
1. Brevedad
Por una parte, esta propiedad parece inherente a la estética del cuento y alude a la extensión espacial, razón por la cual se ha llegado a clasificar según la cantidad de palabras: cuento corto (1000 a 2000 palabras), cuento muy corto (200 a 1000 palabras), cuento ultracorto (5 a 200 palabras). Por otro lado, la brevedad implica un alto grado de concisión, manejo de un lenguaje preciso y una anécdota comprimida, empleando intertextualidad, con la intención de producir imaginación, agudeza, sutileza y un impacto en el receptor.
«Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí».
Augusto Monterroso
UN SUEÑO
En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de maderas y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe en caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular…El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.
Jorge Luis Borges
2. Técnica de la Condensación
La condensación, el lenguaje preciso y la economía son imprescindibles, pues el autor, al tener que utilizar un número exiguo de palabras, describir situaciones rápidamente y definir personajes en escasas alusiones, debe utilizar palabras exactas y efectivas que proporcionen la significación. No es un resumen. Es la punta del iceberg de una historia mayor.
Se distinguen en la microficción cualidades estilísticas como la ironía, el humor, el sarcasmo y la parodia por un lado y por el otro, rasgos estructurales como la fractalidad, epifanía, finales abiertos, hipertextualidad y espacios vacíos.
CARTA DEL ENAMORADO
«Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes, señor juez».
Juan José Millás
«Escrito en su calendario en el día de la muerte de mi padre, dos palabras: llamar hijo»
Stace Budzko
«No quise continuar con mi investigación sobre el cáncer porque me di cuenta de que, incluso aunque podría haber acabado por perfeccionar la cura, nunca le habrían puesto mi nombre, Addie Apaghetti».
B. Mistoda
3. Uso de la elipsis
La elipsis es una figura retórica que consiste en omitir palabras de un escrito que, de por sí, se sobreentienden. Una aliada esencial a la hora de condensar una historia de mayor profundidad en pocas palabras. La microficción se vale de la sutileza, de mantener cierto misterio mediante una narración en la que se resume la esencia de esa historia pasando directamente al clímax de la misma.
La elipsis es en esencia, la estrategia narrativa de la que se vale la microficción para eliminar aquello que el lector debe suponer para apropiarse del texto y resemantizarlo en función de una interpretación propia.
4. Utilizar personajes ya conocidos.
Esto le permite al autor abreviar, pues no tiene que describir ni contexto ni personajes: pueden ser bíblicos, históricos, legendarios, mitológicos, literarios, o de la cultura popular. El elemento narrativo se hace además evidente en este ejemplo, de Ana María Shua:
LA UBICUIDAD DE LAS MANZANAS
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
(Latinoamérica fantástica, Augusto Uribe, ed., 1985, 194)
5. Género indefinido:
No es un género narrativo al uso. Es una amalgama de distintos géneros literarios. Una curiosa mezcla de aforismos, haikus y greguerías, sin dejar de lado su parte poética.
6. No contar todo
Se hace indispensable en la microficción sugerir al lector, que sea él quien imagine y complete la historia que contamos. Debemos elegir el momento adecuado para contar, ¿cuál es el momento álgido del relato? ¿Dónde está su clímax? De seguro allí está la respuesta para construir la microficción.
7. Precisión
Cada palabra cuenta. La idea es causar sensaciones en el lector con pocas palabras. Se deben elegir bien. No debe sobrar ni faltar nada. Se cuenta lo estrictamente necesario para crear una imagen en la mente del lector.
Pocos personajes o lugares (una escena) contar lo que transcurre en un corto espacio de tiempo. Se lanza una idea, pero no hay tiempo ni espacio para desarrollarla.
Busca sinónimos, elige la palabra que evoque aquello que quieres transmitir, vigila la sonoridad del texto.
Veamos algunos ejemplos:
AMOR 77
«Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son».
Julio Cortázar
LA CARTA
Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolio y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.
Luis Matei Díez
AMENAZAS
—Te devoraré —dijo la pantera.
—Peor para ti —dijo la espada.
William Ospina
DEVENIR
El oscuro filósofo se acercó con aire macilento a la orilla del río. Durante largo tiempo miro correr el agua cristalina. En vano, buscó el reflejo de su cara flaca y pálida. Consciente de su futilidad, lloró con profunda amargura.
Wilson Blandón Caicedo
La esquina delirante, El Espectador.
8. La microficción pretende
Fijar en la mente del lector una escena evocadora, que tenga fuerza, de final impactante. La idea es que su imaginación no se detenga en el punto final, sino que siga la inquietud una vez concluida su lectura.
9. Giro final
Funciona a la manera de los chistes. El giro final permite dejar en estado de shock al lector. Usar un final abierto, una frase que invite a la reflexión, lanzar una pregunta al aire para dar al lector algo en qué pensar
LA VERDAD SOBRE SANCHO PANZA
Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de Don Quijote, que éste se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese debido ser Sancho Panza, no hicieron daño a nadie.
Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de un cierto sentido de la responsabilidad, a Don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin.
Franz Kafka
LAS GAFAS
Tengo gafas para ver verdades. Como no tengo costumbre no las uso nunca. Sólo una vez…
Mi mujer dormía a mi lado. Puestas las gafas, la miré. La calavera del esqueleto que yacía debajo de las sabanas roncaba a mi lado, junto a mí. El hueso redondo sobre la almohada tenía los cabellos de mi mujer, con los rulos de mi mujer. Los dientes descarnados que mordían el aire a cada ronquido, tenían la prótesis de platino de mi mujer. Acaricié los cabellos y palpé el hueso procurando no entrar en las cuencas de los ojos: no cabía duda, aquello era mi mujer.
Dejé las gafas, me levanté, y estuve paseando hasta que el sueño me rindió y me volvió a la cama. Desde entonces, pienso mucho en las cosas de la vida y de la muerte. Amo a mi mujer, pero si fuera más joven me metería a monje.
Matías García Megías
10. El título
Hemos dicho que cada palabra cuenta y no podríamos decir menos del título. Le pueden dar luz y significado al texto.
ESPEJO
Cuando usted sale de su casa obsesionado con la idea de comprarse un espejo, se puede decir que ha dado por vez primera un gran paso en su vida. Pero si además de dicha decisión descubre que no desea un espejo cualquiera, sino uno especial que se adapte a su temperamento, su carácter y su figura, se podría decir que usted sabe lo que quiere de la vida. Y si después de recorrer toda la ciudad, de pronto se descubre en un viejo barrio judío discutiendo el precio de un insignificante y carcomido espejo, usted pensará que la vida y el destino han sido pródigos al brindarle esa oportunidad. Y si al llegar a su casa con el espejo se va directo al baño, lo cuelga, lo cuadra y luego se mira durante un largo instante en él, tratando de encontrar su imagen que no aparece por ningún lado, entonces usted tendrá que aceptar la realidad de su muerte.
Harold Kremer
TEJIDO
Con el paso de los días Penélope transformó su original y dilatoria idea en una sorprendente actividad de placer. Imaginó toda suerte de formas, tamaños y colores de agujas frenéticas, que en cópula loca, provocaban múltiples orgasmos en el tejido. El movimiento repetitivo de la costura apaciguaba su pasión y tranquilizaba su deseo de rendirse a voluntad a la lujuria desenfrenada de sus pretendientes. Pensó en la prenda terminada como la culminación de su pervertido y secreto goce. Sagazmente, cada noche deshizo lo tejido; para dar cada mañana a sus infidelidades ese aire de novedad que tanto disfrutaba.
Wilson Blandón Caicedo
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