Qué miedo me da no saber como recomponer el puzle.

Qué miedo no ser capaz de enhebrar la aguja.

Qué miedo ver como los antaño expertos bailarines, son ahora incapaces de dar paso sin tropiezo.

Qué miedo ser consciente de cómo el tiempo lo cambia todo, de cómo la certidumbre cede ante el desasosiego.

Pero sé que los cimientos siguen sólidos, y qué todo lo pueden. Sé que en el fondo tú y yo seguimos siendo aquellos, y que aquellos quienes fuimos terminarán por regresar.

Porque en realidad, y a pesar de los lamentos, somos felices.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS