En una perfecta eufonía se escuchó la palabra que provenía de la radio, «efímero», fue esa palabra que era el titulo de una historia que trataba sobre lo complejo y atareado que es la vida y el amor, momentos después una canción tranquila, con piano, violín y cano, exponían lo delicado y sensible que eran las palabras, la tararee un poco, pero en esta ocasión, lamento no confirmar que canción era, la verdad es que no me acuerdo de su nombre en estos momentos; pues tengo la mente divagando entre un pensamiento y otro, entre que escribir, que decir y que callar, así que solo tomo la pluma negra, la única que he tenido en mi vida, tomo con la otra mano la hoja en blanco, me dispongo a escribir con inspiración divina y seductora, pero he quedado en blanco, no puedo escribir, no se como empezar, busco en antaño, lo que ya he hecho, ¡Oh por Dios! tantas historias que he escrito, ¿Porque? déjame escribir, déjame ser libre, deja que las letras fluyan, deja que mis manos entiendan a corazón, deja que escriba como antes, pues aun recuerdo cuando empecé a escribir, y de la búsqueda que tiempo después me hice y que me repito cada vez que vuelvo a escribir; a lo largo de mi vida literaria he intentado plasmar en letras algo épico, expresando en mis escritura esa eufonía similar a la de la radio, he buscado tontamente la perfección, e incluso en ocasiones he sentido que lo he logrado, por lo que cuentan mis lectores, me hacen creer que he estado, pero en otras ocasiones simplemente he sentido que me he alejado de dicho objetivo, a fin de cuentas la escritura es siempre un triunfo y un fracaso en la vida de que añora ser escritor.

Apago la radio, me levanto de la silla, miro el celular y espero a que suene una pequeña notificación de que ha llegado un mensaje, pero por dentro sé que no sonará, sé que cualquier nueva notificación significara cualquier cosa, menos la esperada, lo dejo en la mesa, en la que estaba tratando de escribir, me levanto, estiro mis brazos hacia el techo y me acuesto en mi cama, desde allí no dejo de ver el celular inerte, el celular silencioso. Veo por la ventana las nubes, el día se ve gris, los vestigios de la tormenta eléctrica de anoche aun no desaparecen, muy por el contrario, anuncian que la lluvia volverá dentro de poco, yo por mi parte solo quiero dormir, envolverme en las cobijas y no salir, cierro los ojos y me dejo llevar por la memoria, por los malditos recuerdos, lo hago hasta perder la noción del tiempo, hasta que mis ojos se cierran por completo. Despierto y no se cuanto ha pasado, un segundo, un minuto, una hora, un día, no importa, en realidad no quiero saber, al final cuando del corazón se trata el tiempo es algo irreal.

Siento que algo se ha acabado, que el vacío se hace cada vez más grande, por un momento creí, que con ella, este sentimiento seria sempiterno, pero la vida no es así, nunca es como lo esperamos y cuando perdemos un amor lo entendemos, pues es completamente desesperante, es doloroso, y al final es simplemente una perdida de costumbres, y enserio, ahora que lo pienso bien, se que las perdí casi todas después de su partida, cometí el error de dejarme llevar por un amor que era caótico, que no tenia solución y al que algunos me decían, no tendría un final feliz, ahora, a todos ellos les doy la razón, y les pido perdón, por todas esas veces que les dije, que ella era la indicada, por todas las veces que me aleje de ellos por estar con ella.

Han pasado solo unas horas y el corazón es aun mas frágil, y la verdad, aun no puedo asimilar de que ella ya no esté a mi lado, aún estoy dándome a la idea de su ausencia, intento creer que todo esta acomodado en su lugar, espero que la idea de un desamor se acomode en una de las grietas que la vida ha generado en mí. Siento mis ojos pesados y pequeños, todo a causa de su recuerdo, anoche desfallecí en llanto, y me he quebrado, no lo había hecho nunca, no de esta manera, en verdad me ha dolido su partida, quizá solo mi almohada me haya escuchado y la verdad solo gritaba para tener un abrazo.

Aun no hay movimiento en el resto de la casa, nadie se ha levantado hasta ahora, escucho las garras de mi gato en la puerta y su delicado maullido matutino esperando a entrar a mi cuarto, me levanto lentamente y le abro la puerta, antes de entrar me mira con sus ojos verdes, inspecciona que todo este bien y pasa, se acerca a mi perna y frota su lomo en mi pantorrilla, lo levanto y lo abrazo, siento como su lengua carrasposa contacta mi piel a la altura de la mejilla, lo bajo y veo como se acomoda en una de las cobijas,se acuesta y empieza a ronronear, lo consiento un poco e instantes después estoy en el baño, me miro al espejo, estoy hecho mierda, los ojos con ojeras, la cara desgastada, el cabello desordenado, me lavo la cara y ensayo una sonrisa, nada natural sale de mi, ensayo la máscara de una persona fuerte e indiferente y me la pongo, lo hago siguiendo la tradición de esta sociedad de mentiras, que usa máscaras, y que cada quien tiene una que muestra algo que queremos que todos vean mientras ignoran lo que verdaderamente sentimos.

No me gusta dar explicaciones de mi vida privada, soy sociable, suelo hablar con cualquier persona sobre cualquier tema, pero en temas de amor soy reservado y es que ¿Quién no tiene una debilidad cuando hablamos de amor? Quisiera saber usar maquillaje y ocultar las evidencias de las tristezas de anoche, es más quisiera no tener que ir a la oficina, a trabajar, no quiero que sepan que he llorado, no quiero que sepan que de verdad me había enamorado, que de verdad había soñado mi vida con ella, no quiero que sepan que creí que todo lo que había esperado había sido respondido con tu presencia; la verdad quiero que me vean igual de siempre, como si nada hubiera ocurrido, que me vean igual de sociable y risueño, sonriente y optimista. Si ella no está y mi alma se desgarro lentamente, perdí la esperanza de la noche a la mañana, pero el día debe iniciar, la vida debe continuar y ya no será como antes, ya nadie conocerá lo que hago, lo que pienso o lo que siento, o bueno no por ahora.

Sé que un día volveré a ser el de antes, quizás más fuerte, quizás más frió. Pero sé que volveré, la resiliencia hace parte de mi esencia y no por la soledad falleceré, quizá en algún momento me vuelva a enamorar, no sé si sea de ella, o o más seguro es que sea de otra persona, y no será fácil, porque si, en este momento ella era lo único que me importaba, y lo único que podía hacerme feliz, que iluso es encomendar la felicidad a una persona, pero bueno, ahora solo no quiero que lleguen las noches, porque sé que soñaré contigo, me repetiré una y mil veces, que no debo esperarte, que no debo esperar a que regreses, que la idea de buscarte debe morir antes de que tome su cruel iniciativa, pero de eso se trata el amor de un tira y afloje, de una mentira y una verdad, de un recuerdo y un olvido.

Decido levantarme e ir a trotar, organizo mi cuarto, mi gato se molesta al quitarle la cobija, acto seguido, se acuesta en el piso y se queda dormido, coloco música en el celular, la primera canción «On my way de Alan walker y Sabrina carpenter», me pongo unas zapatillas, un pantalón deportivo y un buso con el logo de una flor de liz, salgo de la casa y veo de nuevo el cielo, en otras ocasiones no saldría pero debo despejar la mente, inicio caminando y minutos después mi corazón palpita fuerte, conforme aumento la velocidad, mi aliento se agota de a poco, el calor inunda mi cuerpo, hasta que descanso un poco, 5 kilómetros registra la aplicación del celular, es hora de volver, voy a un paso delicado mientras pienso en las cosas que debo hacer hoy, las obligaciones del trabajo y del estudio, en eso, empieza a llover, quisiera correr, pero dejo que la lluvia golpee mi rostro, no siento frío, no se escucha nada, parece que la lluvia hubiera callado el movimiento de una ciudad que nunca duerme, y por un instante, solo por un segundo, siento que el planeta entiende mi sentimiento, y que la lluvia, es el cielo llorando como mi alma, pero a quien en gaño, es solo lluvia, y yo un simple humano triste y solo.

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