No es tan simple

No es tan simple

x6tnc

07/07/2019

– Te enfermarás.
– Quiero enfermarme – es increíble lo que esta dispuesto a hacer una persona cuando esta molesta.
– Pues yo no quiero que te enfermes – así que lo puse sobre sus hombros y caminé rumbo a los refrigeradores.
Miré hacia atrás, caminaba detrás mio mientras se colocaba mi sudadera y una avalancha de recuerdos y emociones regresaron a mi mente, hace mucho no me ocurría esto, creía estar seguro de haber enterrado y olvidado todos estos momentos.
Me acerqué a el refrigerador donde estaban las leches de sabor.
– Te dije que no soy una niña – su voz a mi espalda no parecía dejar de estar molesta.
– Ya lo sé.
– ¿Entonces por qué me compras una leche de fresa?
– ¿Quién dijo que era para ti? – respondí tratando de mantener mi voz calmada.
– ¿Es para ti?
– Si, es para mí.
– Estas bromeando – pensaba que era una broma, tal vez lo sea, aun no estoy seguro.
– Tal vez, toma lo que quieras menos alcohol, no quiero que tu hermano se enoje conmigo.
Se acercó a mí lentamente mientras miraba mis ojos, los suyos eran café claro y brillantes, llenos de vida. Abrió la puerta que yo acababa de cerrar y tomó una leche de chocolate.
– No soy una niña, pero tampoco se me antoja otra cosa – sonreí ante su respuesta.
Caminamos hacia la caja uno al lado del otro, y a pesar de que no había contacto de ningún tipo, se sentía algo que trataba de negar en mi mente.
– Hola, son estas 2 leches y unos cigarros rojos 20 – le dije al cajero, con aspecto hippie que nos atendía.
Una vez estábamos fuera, comencé a caminar rumbo al carro, Paola me siguió pero se mantenía callada, subimos, se puso el cinturón mientras yo buscaba la dirección a donde debía ir a dejarla.
– ¿Desde cuándo fumas? – su pregunta resultaba extraña para mí.
– Desde hace 2 años, cuando tenía tu edad.
– ¿Por qué lo hiciste?
La pregunta parece simple, pero en realidad su respuesta es mucho más compleja de lo que me gustaría, mi madre fumó desde que tengo memoria hasta hace 3 años más o menos, tenía 16, las cosas mejoraban para ella, y comenzarían a empeorar para mí, luego empeorarían para los 2, pero ella ya no volvió a fumar, pero yo comencé, alguno de los 2 tenía que estar más tranquilo para el otro, y en el cigarro encontré calma, tal vez me convencí a mi mismo de ese hecho, y tal vez solo excuso mi adicción, tal vez todo empezó cuando…
– Curiosidad.
– Quiero uno – no había seguridad en su voz.
– No.
– ¿Por qué no?, comenzaste a fumar a mi edad – era un argumento tonto, pero valido.
– No eres yo.
Se quedó callada y yo encontré la dirección, así que guardé mi celular y en un movimiento rápido ella se sentó encima de mí, tenía su cuerpo a mi merced, el vestido se le levantó lo suficiente para notar una pequeña cicatriz a la mitad de su muslo derecho, el aire de un momento a otro se volvió pesado, mientras trataba de alejar mis manos de cualquier parte de ella, su rostro a unos centímetros del mío trataba de coger aire de cualquier lugar, incluido mi aliento.
– Debes moverte ahora mismo – era mucho más difícil mantener la calma ahora.
– ¿Por qué, tienes miedo de besar a una menor de edad?
– No – no encontraba las palabras adecuadas para terminar esto rápido.
– ¿Entonces? – yo me preguntaba lo mismo.
– Es porque eres menor de edad y la hermana de mi amigo.
Con esas palabras comenzó a alejarse y yo a volver a tomar control sobre mi mente, pero fue en ese segundo de relativo control cuando tomó mi rostro entre sus manos y puso sus labios con los míos, intenté alejarme, nada de esto estaba bien, pero la sensación de sus labios tocando los míos era diferente, comencé a ceder poco a poco y ella se percató de esto, así que movió sus labios poco a poco para dar paso a su lengua que comenzó a buscar la mía, mis manos como el resto de mi cuerpo también cedían, la tomé de la cadera y la acerque un poco más a mí, un pequeño jadeo salió de su boca que comenzaba a tomar total control de la mía, sus manos soltaron mi rostro y comenzaron a bajar tocando mi cuello, y como un flash un recuerdo vino a mi mente, golpeando mi corazón. Tomé fuerza y dejé su boca, que inmediatamente intentó regresar con la mía.
– Detente – mi voz débil y jadeando aire, era cualquiera cosa menos fuerte.
– ¿Por qué? – su voz al igual que la mía jadeaba por un poco de aire y sus ojos buscaban respuesta en los míos.
– Está mal – respondí, tratando de sonar mucho más tranquilo.
– Todo en esta vida está mal, sentir, pensar, gozar, intentar, hasta vivir está mal, por una vez quiero hacer lo que quiero y deseo, no solo ser la hija perfecta de mis papás o la hermana cuidadosa y responsable que quiere mi hermano – entendía a que se refería, hace tiempo había escuchado palabras muy similares.
– Tienes razón… pero lamentablemente para ambos ese hecho no cambia nada, la vida es un asco y debes aprender a vivir con ello.
Su mirada reflejaba tristeza, ella de verdad esperaba que fuese quien la sacase de esa burbuja donde vive, pero no, ya cometí ese error una vez y no volverá a pasar, estoy mejor sólo, o al menos me convencí de que eso era lo mejor.

Ha estado callada desde lo último que le dije, pero ya hemos llegado a la casa de su amiga, honestamente no se que decir, nunca había pasado por algo similar, creo que fui demasiado lejos, no se en que estaba pensando, tal vez ella me recuerda mucho a…
– Entonces esto es todo – miraba por su ventana, estaba claro que no quería verme.
– Supongo que sí.
– Bien, gracias por traerme – es mejor si esta lejos de mí.
– Por nada.
– Sonará estúpido e idiota, pero, ¿puedes llevarme hasta la entrada? – me miraba otra vez.
– Claro, no sería una gran historia si no tiene un gran final – se dibujó una sonrisa en su rostro, está chica no deja de hacer cosas que no entiendo.
Bajamos del auto y subimos a la acera, me puse a su lado y ella envolvió su brazo al mio, cada paso que nos acercaba a la puerta, nos alejaba de vernos a la mañana siguiente, volteo a verla y guardo la imagen de su rostro, las buenas historias tienen un buen final, el nuestro no es bueno, ni siquiera estoy seguro de que sea un final, pero tiene que terminar, porque todo termina, tarde o temprano, siempre termina.
– Creo que ahora si es todo, gracias por esta noche – en su voz se esconde algo, pero es muy tarde para preguntar.
– Hasta pronto.
Toca la puerta y momentos después esta se abre y de ella sale su amiga para recibirla con un abrazo, yo observo desde el carro, lo enciendo y doy marcha a mi segunda parada, porque esto aún no termina para mí.

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