Llevaba un rato sin pensar en ti.

Llevaba un rato sin pensar en ti.

Valeria Aranzueta

29/03/2018

Llevaba un rato sin pensar en ti, más de un día sin hablar de tus ojos, más de una noche sin vislumbrar tu sonrisa, más de un sueño sin ti.

Llevaba un rato pensando en cómo había pasado todo, en la razón de tu ausencia. ¿Era hora de guardarte en el pasado?

Llevaba un rato pensando en si te extrañaba, pensando en el sonido de tus manos, en el tacto de tu mirada, en la fuerza de tus palabras, pensando en la estática que tus roces causaban.

Llevaba algo más que un rato queriendo dejar de pensarte y el día que por fin desperté con algo que no eras tú en mi cabeza me sentí hueca, como si alguna parte de mí se hubiese esfumado, como si por fin los astros hubieran escuchado las plegarias de noches de llanto en las que me envolvía por ti, como si mis manos y mis labios por fin te hubieran olvidado.

Llevo algo menos que un rato queriendo pensar en ti, en el porqué de tus sonrisas, en las marcas de tu cuerpo, en los defectos perfectos de tu ser, en la esencia de un hombre del que ya ni recuerdo el nombre.

Llevaba un rato sin pensarte, me sorprendí pensándote.

No sabía si debía pensarte y entonces, me sorprendí sin pensarte.

Me llevó un rato entender que ya no pensaba en ti por gusto, ni por deseo, ni por amor.

Enseguida entendí que pensaba en ti por sólo pensar en ti, sólo por no dejarte atrás, sólo por no olvidar esos ojos, esos labios, esas manos, por no olvidar tu nombre, por no olvidarte.

Tardé un poco más en aceptar que debía dejarlo estar, que hacía algo más que un rato que tú ya no estabas, que ya no estabas, que ya no estás.

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