LA MÚSICA Y EL JUEGO SE PUEDEN CONVERTIR EN UNA POESÍA DE CARCAJADAS

LA MÚSICA Y EL JUEGO SE PUEDEN CONVERTIR EN UNA POESÍA DE CARCAJADAS

LA MÚSICA Y EL JUEGO SE PUEDEN CONVERTIR EN UNA POESÍA DE CARCAJADAS

Que bueno que conservo un manojo de sueños y alegrías para regalar.

Los días van pasando, hoy es un día de esos en que el alma me pide salir, así que decidí hacer un recorrido, al comenzar registro que ya no hay una avenida o un callejón en la ciudad que no estuviese conquistado ya por su presencia y esencia. Cuando intento parar y poder sanar mis ojos veo un detalle que frena mi caminar, son muñecos viejos, sus pelos desarmados y su prendas merecen una buena lavada, pero ahí los levante ya tenia una idea de adonde irían, tengo un temperamento travieso y mis ideas se alargaban. Intente ponerme los auriculares para ver si encontraba alguna canción que me gustara.

Balbuceaba mientras miraba al sol, sostenía mis piernas, mi cara casi no mostraba expresión me sentía un poco martillada y la verdad es que mis ojos ya cuentan con algunas cicatrices.

Estaba dejando fluir mi imaginación al compas de la musica mientras tanto pensaba que quizás a pesar de viejos si lavaba los muñecos quizás podía rescatar una parte para crear otros, pero hoy como tantas veces estoy despistada, a la vez minuciosamente construida, volvieron a brillar por el empuje de los muñecos, los recuerdos, algunos minuciosos detalles. Me di una voltereta pensaba describir lo que pensaba, es insuperable ver a las nubes bailando para que el cielo luego se ponga gris, estoy algo lenta, a lo mejor el cielo también se despide. Contemplo las estrellas, mire inquieta su belleza, pero sentí un ruido, un ruido que vino de repente y que me dio un susto, la verdad tremendo. Me puse entonces a escuchar mi respiración, se sentía pausada.

Mire las ramas, el paisaje se ve infinito, el camino parece que es demasiado profundo.

Pise la tierra veo mis huellas las hojas alrededor se ven secas, pensé que quizás alguna vez deben haber sido verdes.

Vivo en un sueño, sostengo aún los muñecos mi imaginación quiere crecer constante, será que cuando crecemos deseamos volver a nuestra niñez donde siempre eran tiempos de juegos, y que cuando empezaba la semana ya estábamos ansiosos porque llegue el fin de semana. Seguía caminando ya pasaba por una plaza había pequeños jugando, yo sentí una magia extraordinaria, ya volviendo y a pocas cuadras de mi casa me dije: ¡Mañana no hay obligaciones solo algunos quehaceres!, y dispuse lo que restaba de la noche a lavar los muñecos e inventar con algunos trapos, mostacillas y pedazos de otros juguetes viejos, una especie de mini ciudad, para quien tuviera imaginación, pues porque en esta ciudad cualquier intento de juguete reciclado podía simular ser una casa, una escuela o un hospital, así estuve varias horas decidiendo que seria cada cosa para poder explicar de que podría servir, y a los muñecos ya lavados solo les faltaría secarse, bueno ya era hora de dormir.

Al otro día ya despierta me encargue de recordar cual era el plan, esta tarde visitaría la plaza, tenia motivos para ir y quizás se daba bien la oportunidad de jugar. Cerca de las 16 de la tarde la alegría me acompañaba, trate de acomodar todo bien, pero para que llegaran enteros los juegos tendría que ir en remis. Decidí entonces llamar a uno, ya viajando en el le consulte al chófer como se encontraba, este se veía triste, a lo que el me respondió: – Eres jovencita intenta escoger si aún no lo has hecho un camino que te deje satisfecha, le agradecí y pensé que al día de hoy vengo haciendo lo correcto.

Llegue a la plaza, sonreí salude a los niños de lejos y me acerque primero a sus madres, les comente que tenia planeado un juego y que me gustaría contar con su aprobación y si así lo requiriera complicidad, luego de dado el si y que estas me ayuden a armar la mini ciudad en el verde de la plaza, la mini ciudad tenia una escuela donde algunos niños querían ser alumnos otros maestros, por suerte el patio era el doble que la escuela y al parecer los alumnos tomaban alegría y se sentían poderosos en el, las clases siempre eran de gimnasia, algunos intentaban saltar otros jugaban al vóley también al futbol, cosa de no acabar pienso que ya está destinado, pues me he convertido en una arquera profesional a estas alturas, teníamos una maestra de música con un coro e incluso había muñecos que simulaban ser niños pequeños que también cantaban, entre cariño, alegría, risas y amor, contemplamos el sol y el atardecer mientras las horas transcurrían entre juego y juego, a mí pensar la risa de los niños parecía un paisaje musical.

Una de las mamas me dijo estás dotada de una característica muy particular, le agradecí, luego salude a todos y a cada uno por esta maravillosa tarde, después de eso me despedí hasta el día siguiente.

Mi otro yo en mi mente me decía: Tenemos la curiosidad insaciable, ¡Que bueno que aún gozamos de destreza!.

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