Historias de Hani

Historias de Hani

Hani

03/05/2019

– AYER –

Ayer dejé de quererte.

Atisbé un rastro lúgubre de nostalgia entre tus ojos, reflejando los míos,haciendo señas a un frío vacío. Abandoné las huellas del tacto que anhelaba en noches pasadas, para cobijarme entre mis almohadas.

Olvidé como se oía tu voz pronunciado mi nombre, porque tus labios eran el lugar menos seguro para ello. Aparte mi mente de falsos relatos que apuraban sentimientos sin sentido y doy por rendidos.

Detuve el paso de la canción evocadora de tu existencia entre cada pensamiento diario,desistí del designio del no olvido en ti, para poder residir en el habitual lugar de tu desmemoria ligera.

Ayer dejé de quererte, porque me di cuenta que nunca me quisiste a mi.


– MOMENTO –

No vale si no lo intentas, no cuenta si apenas lo piensas, si a tu mente no das desquite, no pasa si no lo dices o solo te repites.

Que las ganas no se aguanten, los brazos no se cansen, los pulmones nos alcancen, para tomar un poco de vida entre la ira.

Que nos llene la certeza con la esperanza en el día a día, que ames con proeza y gigantez cada pequeñez y a detalle.

Entonces, el recuerdo entre el olvido cobrará eternidad, dándote una vez más, el ritmo correcto y el estribillo para tu vociferado aullido, con el compás de un inicio más…

Hoy puedes empezar.


– OSCURA ESPESURA –

Una habitación vacía hace eco a tus pensamientos, tu mirada perdida en ti o sobre un futuro-pasado en medio del presente, que no deseas ni por asomo. Una canción ensordecedora calla tus voces y aunque te convenzas de que debes elevar la voz correcta, sabes que a los cuatro minutos promedio de cada composición, te dará un segundo para que la voz chirriante se eleve enérgica, vociferando, alguna forma cruel de quebrarte. Dices, que estas rota o recompuesta, llena de nuevos inicios frente al espejo con una sonrisa poco segura, frunces el ceño y suspiras, como si el suelo fuera hundirse. Te sientes dispersa, aunque te rodea la oscuridad usual con forma espesa y te ahoga.

Otra vez, te ahoga.

Persuades a tu mente de no caer en el abismo que ya conoces, te llenas de efimeridades para contemplar la costumbre social y ser una versión ‘bonita’ de lo que quieren ver, entonces la espesura se reduce como la espuma del mar va infestando todo lugar debajo de tu piel. Antes fuera humo y ahora lodo, te habituaste a sus indefiniciones, dándole un albergue entre tu alma y no hay calma, porque la diacronía de tu historia te sumerge en pasajes sin salida, dejándote perdida en tu día a día, esperas no hasta el día de tu muerte, querida.


– QUERRÉ –

Veré el universo, a través del par de ventanas, a los que llamas ojos.

Te oleré el espíritu, que convierte cualquier entrada tuya, en una escena de gravedad cero.

Tocaré tu corazón, de vez en cuando, o para el día en que pienses abrirlo, sin miedo.

Te besaré la mente y con pequeños mordiscos entenderé lo complejo de tus dilemas diarios.

Oiré tu susurro o las largas melodías que dejas olvidadas entre dramas.

Te sentiré incluso con el sexto sentido y de ser posible, con los siguientes que aún no imagino.


– ELLA –

No quiere ser recordada, ser inmutable al olvido y que el tiempo, no determine su historia en líneas escritas sobre su piel.

Quiere ser un punto en la tinta, un aroma en la amnesia del olfato, el ruido insonoro de afuera, el rojo para el daltonismo y la presencia ausente.

Quiere ser la indeterminación sobre las mentes más exactas, el todo sobre la nada, quizás, por momentos, la inmortalidad mesurada.


– POR TIEMPO –

Por años, son los pequeños retazos que creía haber creado en fragmentos de tiempo que sobrepasan su propia característica periódica en tu recuerdo.

Por meses, es la duda de tenerme en el momento oportuno, en el que la ley de causa-efecto me haga quererte menos.

Por días, son tus silencios, impuestos cual dictadura, en tu determinación gubernamental, sobre políticas de tus relaciones en tu preciado espacio.

Por horas, son hilos imaginarios entrelazados en oasis mentales pensados al detalle.

Por minutos, es la infinitud de tu sonrisa, tus cabellos en cualquier estado, tu mirada escrutadora, el aliento de tu cuerpo y la esencia del alma desconocida.

Por veces, es la soledad la que grita en el eco de la incertidumbre mental de tus no palabras. Vocifera enérgica desde el fondo, bajo una farsa, reclamando tu no presencia,

¿Por pensamiento? oh querido, estás en cada uno de ellos…


– LO SOMOS –

Todos estamos un poco rotos…
menos cuerdos; agobiados por memorias de un futuro ausente, que se nos va en cada respiro.

Todos volamos de tanto en tanto,
la mente juega con historias deseadas, que pese a su anhelo, no son consumadas.

Todos queremos, sin forma exacta; ni leyes o principios, por alguna persona pensada. Al comienzo, admiramos en secreto o con descaro, alimentando el extraño sentimiento que nos hace menos ajenos al ente de tal afecto.

Todos enloquecemos, nos perdemos, enfurecemos, perdonamos y no con el tiempo, ni miramientos, si no desde el corazón, guiados por una premura de pasión o la imperturbable sabiduría.

Todos creemos, arriesgamos, crecemos y cambiamos.

Todos… somos humanos, virtud en defectos acumulados.


– LO ODIO –

Detesto la construcción mental de tus cualidades imperfectas y de como conversas ficticias rellenan anécdotas nunca sucedidas.

Aborrezco tu sonrisa, el tacto de tu piel e incluso tu sola presencia; de como te contaba de universos y tu inmutable vacía respuesta hacía eco en cada sentido.

Me disgustan tus excusas entre pausa y pausa, de como cada idea parece errada, por como las dudas me dejan helada.

Condeno mis discursos a ti dirigidos, cada palabra enfrascada como si de algo mágico se tratara, cuando son solo mentiras disfrazadas.

Odio el nosotros en mi mente creado, pero amo el paso del tiempo que desenmascara lo irreal de ese ser humano.


-ANSIADA-

Puedo oír el peso de sus pasos, en el crujido de las hojas caídas. Puedo sentir como anuncia su presencia y desde ya, anhelo su ausencia. Desde como se me va el aire, el tiempo y entre otras cosas, el pensamiento. Entonces, el crujido deja de ser el de las hojas y es propio. Siendo su manifestación existente, la oscuridad enlodada de nada.

Caes, sí, verdaderamente lo haces; caes en una necesidad constante, de la historia que te inventas y caes, una vez más, caes. O quizás, giras, tus manías con los espirales, ciclos o bucles, son sinfonías que armonizan tus pasos en el día a día. Transcurres en esa fracción de tiempo, que toma forma de años, meses, semanas, días, minutos; con mucha suerte segundos. Tú, vuelves.Vuelves al punto en el que esta historia empezaría…

Puedes oír el peso de sus pasos y no hay nada más que harías, cierras los ojos, aguardando al inicio del final, de tu impredecible manía.


– CARTA AL PASADO-

Querida pequeña yo…

Me gustaría decirte, que es fácil convencerte de que eres parte de una historia épica, pero te mentiría. A veces es una lucha constante.

También me encantaría, tomarte de la mano y contarte las historias que tanto anhelabas. Pero, en algún punto sin retorno, nacieron historias que devoran tu mente y con un susurro ensordecedor, oscurece aún más tus noches.

Hay cosas que no puedo hacer por ti cariño, Lo siento.

Ya no puedo cambiar algunos fundidos en negro perdidos, es inevitable que te ensimismes en un pensamiento nada ligero y te pierdas un poco, de vez en cuando.

Atrás quedaron las tardes de vuelo y gravedad cero. De cuando me mecías en tus brazos con una sonrisa de lado y promesas de antaño. Sin embargo, aún estando en el pasado, recuerdo cada palabra de aliento, recompensa, dedicatoria y detalle que tenías. De como ponías algunas cosas un poco más difíciles, para ponernos a prueba y celebrarnos en cada victoria.

Hoy existe un sabor en mi alma de que cada cosa pequeña que hicimos fue mágica…

Has hecho mucho por mi cariño, gracias.

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– DETALLES –

Es extraño como mis ojos enfocan el ritmo de tus manos al caminar por la calle. El detalle de la luz naranja, de los faroles de la noche les da cierto protagonismo, sacudo mi cabeza sacando idea alguna, entonces, dejo de buscarle nombre a mi inexplicable necesidad de sostener tus manos por un segundo.

Es desconcertante que el sonido de tu voz; mientras cuentas de ti, preguntas por mi o ríes tras un corto fin, mece mi mente, como si fuera una melodía que ensancha la sonrisa de mi alma.

Es peculiar como el tiempo pasa y nada pasa, en esta historia unilateral, donde hay poco que contar y mucho por sentir, donde cada ocasión es un redescubrimiento constante. Entonces, es un hasta luego, mi no amante…


– MEDIDAS –

El placer se mide en centímetros de piel,
o en minutos con los parlantes golpeando de manera ensordecedora,
tal vez en el crujido de una mordida,
o quizás en el petricor que nunca olvidas.

El placer está en una sonrisa ligera, en algún fugaz roce o en el peso de algún brazo de lado, al final, caemos rendidos con nuestra piel erizada y el aparente estremecimiento de nuestro cuerpo, que nos recuerda, más que ayer, que no hay más que hacer, que sentir placer…

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– COMIENZOS –

Crecer es dejar ir. Dejar de darle puntos seguidos, a lo que hace rato era un punto aparte y aunque en un lado del camino uno olvide como era antes y solo recuerde el quién, el dónde y el cómo; a veces solo basta con extender los brazos del alma y darle vuelo a un recuerdo inexacto de la mente.

Dejemos de empecinarnos con puntos febriles de historias pasadas, dejemos de emocionarnos por cosas en nuestras mentes creadas; tomemos un poco de vida, algo de tiempo, mucho aire y sigamos el ritmo del ¿miedo? ante un nuevo comienzo.

Empecemos de nuevo.


– OLVIDO –

Nuestra mente funciona de manera compleja y entre distintos procesos, se nos olvidan cosas, calles, fechas, eventos, anécdotas. Entonces, un día, no por cuestión de casualidad, si no de causalidad, decides «olvidar» a alguien.

¿A dónde van aquellos a los que echamos al olvido?
Ciertamente, no tenemos mapas mentales para explicarlo y nuestra mente puede ser un laberinto, un cubo de rubik o un acertijo, incluso para nosotros mismos.

Nos engañamos, si creemos que realmente olvidamos.

Desde la sonrisa de lado, el cabello despeinado, la camisa a cuadros, los jeans desgastados y el olor de antaño, que son cada vez más difíciles de evocar; pero, en esencia, en nuestra mente, no parecen haber cambiado…

No nos engañemos, además de lo mencionado, existe en nosotros, una versión de lo que creemos recordar. ¿Es real? ¿Lo fue?

El olvido parece ser el alivio o castigo, la cura o enfermedad, llámalo como quieras por necedad. Pero tendrá que empezar o terminar.


– EL ESPACIO ENTRE TÚ Y YO –

Hay exactamente tres pasos entre tú y yo, en una fotografía de antaño, cuento cada uno con pequeños saltos entre el dedo índice y el medio. Pero, esos tres pasos parecen haberse llenado de cierta infinitud entre tus manos.

Entre tú y yo está el silencio, recuerdos pasados, confesiones de media noche,sonrisas, un par de miradas desconcertadas, ceños fruncidos y la incomprensión del ¿qué ha sucedido?

Entre tú y yo está el estruendoso olvido, que aunque lo vistas de otros trajes, es el enredo en el que nos hemos metido.

Entre tú y yo está la nada, dos frecuencias extrañas sin regulador, no están, ni estarán destinadas.


– INFANCIA –

¿Han sonreído tanto hasta que los cachetes te duelan de lado a lado? ¿has luchado en un barco pirata contra algún personaje maligno? ¿ya no lo haces? ¿por qué no?

¿por qué no divertirse saltando las líneas pensando que pueden ser minas o que ya perdiste alguna misión imposible? ¿por qué no intentar terminar «osito panda que salta con un pie»? ¿qué pasó con la rutina de hacer burbujas en la azotea? o ¿de las veces que inventabas el elixir de la vida eterna para las plantas?

La cosa es que no dejamos de ser quienes eramos. Sí, estamos en constante cambio, crecemos, «maduramos». Pero, hacerse una barba de espuma de detergente sigue siendo divertido, también, jugar en un castillo de piedras a la orilla del río. De las veces que apostabas los «taps» y los perdías todos… Y aunque, perdamos la constancia, que no se pierda la costumbre de ser niña o niño de vez en cuando, que no se nos olvide reír hasta sentir que no podemos más, recordemos la libertad de imaginar, iluminémonos, seamos un poquito felices y otras cosas más.


– QUE NO TE DEFINAN –

que si sonríes con frecuencia,
o pierdes la mirada y pareces fuera de existencia;
que si usaste tacones de aguja,
o las zapatillas que parecen de «piruja».

Que no te defina el escote de ayer o
el faldón de de hoy día,
que tu falta de cosquillas no te haga sentir vacía,
no te sientas boba si te ilusiona la cursilería
recuerda, decir lo que piensas no te hace menos femenina…

Te defines tú y tu tiempo en el espacio,
los latidos, que en eco, golpean sin cansancio,
te define ese caótico universo que llevas dentro
que poco a poco, vas descubriendo.


– BURBUJA –

No importaba cuanto tiempo hubiera transcurrido. Ella soplaba nuevamente, perfeccionando el arte de sus mentiras, envolviéndose en la capa delgada, casi invisible y transparente.

¿por qué lo hacía?
ella lo sabía.

Le gustaba el calor de sus mentiras, lo cómoda que se sentía, lo ligero que parecía el día, las falsas sonrisas.

y ¿qué cuándo todo se desvanecía?

Ella estaba lista, recogía lo disperso, lo ponía en su pecho y soplaba, como si no hubiera mañana. Entonces, nuevamente, se envolvía.


– TIC – TAC –

«El tiempo no nos hace justicia» escuché decir entre el ruido de bocinas y el barullo de otra gente.

Y pensé…

No se trata de justicia o arbitrariedad, no es que el tiempo no nos alcance, en realidad es que nosotros no calzamos al tiempo, parece tan inverosímil, pero no lo es.

Dicen que vamos contra el tiempo, parece una partida, en la que solo un oponente imagina crear expectativas de finales circunstanciales gloriosos tras cada logro. Logros que son la lista de cosas por hacer en la vida. «Estoy contra el tiempo» dijo alguno, nadie lo está, respondo yo.

Que si perdiste el tiempo, que si lo aprovechaste o estás feliz de haberte tomado unos minutos o enojado de que tomara años. Cada quien tiene un reloj especial, que no cuenta segundos, ni minutos, ni mucho menos horas. Este reloj cuenta estrategias, experiencias, sonrisas, miradas, el olor de un buen café y quizás el periódico de esta mañana.


– INMORTALIDAD –

Hoy me atrevo a declarar que todos, sí absolutamente todos, seremos inmortales.

Después de habernos marchado tomaremos formas distintas, desde una corta anécdota con risas sonoras, en un final dramático de algún corto amorío, en la fragancia impregnada en alguna prenda y de tanto en tanto una frase épica.

Aunque lo que escribo no se trate de materia, es la inmortalidad adquirida en mente ajena, en aquellas personas que muchas veces cautivamos, marcamos o cambiamos. Somos inmortales en los pensamientos de quienes quisimos, olvidamos, perdonamos y espero pocas veces odiamos.

A pesar de que el tiempo se encargue de llevarse a aquel portador de la inmortalidad nuestra, cabe la dicha de que vencimos, aunque brevemente al olvido.

La imagen puede contener: una o varias personas, personas caminando y calzado


– QUERER –

Desde el momento en el que miraba a sus ojos, tomaba su mano antes de dar un paso tembloroso hacia lo desconocido, me reía de cada ocurrencia extraña, me unía a sus arrebatos y la alentaba a cada rato.

Cuando pasaba horas escuchando como abría su alma, cuando simplemente se desnudaba, parecía una revelación fortuita a cada instante y me sorprendía con una piel distinta cada noche, hasta que terminé amándola. Amaba cada máscara, cada festín en su interior y como nada parecía pararla, amaba como su imaginación volaba, creando historias sin fin, no concretadas…

«La amo hoy y mañana», es mi pensamiento constante y aunque muchas historias de amor se van tejiendo en el aire, la historia del amor propio es como debería empezar en todas partes. Desde como nos conocemos, crecemos, nos creemos, cambiamos, nos retamos… para finalmente amarnos. Porque al final del día no hay reflejo más hermoso que una naranja completa y no medias naranjas…


– LUGAR DEL OLVIDO –

Los cementerios se llenan de promesas rotas, promesas de mentes frágiles y recuerdos borrosos sobre personas que fueron y ya no son.

La mentira más común es la del «siempre» no solo utilizada en alusión al amor, si no a la muerte. «Siempre te recordaremos», parece el refugio colectivo de personas que con el tiempo van desapareciendo. Sin embargo, en la fragilidad de nuestras mentes y las anécdotas vividas, se encuentras trozos de inmortalidad perdidas.


– INDETERMINACIONES –

Quizás íbamos a ningún lado, quizás nunca hubo pasado, probablemente no nos conocimos, Simples y extrañas almas sin destino aparente, que contaron los minutos juntos de vez en cuando.

Quizás esperé demasiado, quizás nunca coincidimos. No hubo largas pláticas, ni risas ligeras o sonrojos secretos. Quizás solo había nada o probablemente solo soñaba.


– EFECTOS –

Contigo no había ritmo exacto, a veces los pasos nos hacían más lejanos y otras nos tenían cerca, quizás quemando.

Bailar contigo se sentía como si estuviera a punto de pisar trozos de vidrio, solo que, por veces, no sabía si era granulado o no, la diferencia era un paso. Algunas veces me asusta y no avanzo, otras veces avanzo y me lastimo.

Bailar contigo es complicado, enredado y arriesgado; pero no puedo bailar por mi misma, debo admitir que nuestra danza es una pieza que solo se baila contigo al lado.


– MUJERES –

Nos prohibieron vivir, caminar con libertad en las calles, porque la libertad se pierde, cuando el miedo nos agobia y el miedo nos consume en cada decisión del día, nos preguntamos, ¿por cuál callejones ir?, ¿qué ropa vestir? o ¿a qué hora salir?.

Nos enseñaron a vivir, pero con paranoia, que cuando en las calles ves a alguien ebrio y recostado, no debes ayudarlo o te hará daño. Cuando algún desconocido te sonría, solo tendrá intenciones sombrías.

Mi barrio ya no es mi barrio, con la desesperación permanente de que mis llaves no abran la puerta y algo pueda pasarme, mi ciudad ya no es mi ciudad, no puedo dar una siesta sin sentirme en una zona de guerra, en la que niñas y mujeres están expuestas a que les prohíban vivir, ayer, mañana y esperemos no siempre.

Nos prohibieron muchas cosas, pero las ganas de vivir y soñar, no nos lo quitará nadie.

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– SENTIMIENTO –

Odio cuando estás dispersa,
cuando te olvidas a ti misma,
que te sientes vacía
y te hagas cada vez más pequeña.

Odio tus silencios,
tu mirada perdida,
tus sollozos silentes
tu dolor, que pretendes, no sientes.

Odio tus saltos en el tiempo,
las horas que pasan,
los fundidos en negro que reclamas,
las veces que respiras y crees que no haces nada.

Odio cuando te ahogas,
sin siquiera dar alguna lucha,
te rindes, relajas los brazos y aguardas.

Pero, mi odio más profundo es a ti,
quien a la historia le esta dando fin,
sin hacer nada, sin musitar palabra alguna.


– TÚ-

Aún estás aquí
una sombra detrás de mis palabras
un pestañeo constante en mi mirada
mi mente parece retratarte vivamente
luces desafiante y expectante esperando tu partida
preguntando cuando llegará el día…

Un sentimiento contrariado me embarga, aún estás aquí y no me queda nada.


– JUVENTUD –

La joven solo podía escuchar el eco
encerrada en sí misma
daba pasos dudosos
a la espera de lo que sucedería.

La joven solo podía ver por un pequeño agujero
pero no veía luz
veía niebla
como parecía ligero y pesado lo desnaturalizado.

La joven estaba en piezas
parecía dispersa,
perdida en frases y risas falsas.

La joven había muerto
y nadie lo había notado
la olvidaron como un cuento ya borrado.


– LA EXTRAÑA –

Algunas veces ella sentía que no pertenecía a este mundo,
el aire en sus pulmones le dolía
el latir de su corazón le pesaba
sus pasos temblaban.

Con tantos síntomas ella supo que el mundo era el mundo
y que al final el aire estaba para volar
su corazón para abrazar
y sus pasos para elevarse más allá de lo pensable.

Algunas veces… ella era feliz.

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– VIVIR-

El aliento se nos puede ir, los ojos pueden cerrar, quizás la respiración ya no regresará
entonces se pierde todo y queda nada ¿aquellas finitas tardes?
¿Aquellos segundos que duraron por siempre? ¿acaso son historias de ayer?
Nos volvemos polvo arrastrando lo que la carne nos dejó sentir
Olvidamos el almíbar de palabras que dedicamos
Dejando atrás la sensación subiendo por nuestra espina dorsal
Que sucumbiendo cada nervio
Inyectaba adrenalina y poder
Como cambiar de color más rápido que las estaciones
Con un simple rubor en las mejillas
Cambiar de estado, sin consultar a la química
Solo con una sonrisa
Darle el mismo poder a alguien más
Envolviéndolo entre los brazos
El poder más olvidado es el de los detalles
Desde el primer paso
La primera palabra
Un sabor celestial
El olor a tierra mojada
O la caricia de la lluvia recorriendo tu rostro
Cada mínimo sentido cobrando vida en cada forma no pensable

Entonces ¿todo dejó de ser posible?

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