Cabello color de sol.

En tu fuego he quemado mis alas,

Sólo para que vuelvan a nacer.

En ti he muerto al conocerte, y en poco

Me has dado una vida que dudo merecer.

Y por eso va este canto,

Porque,

Tener sin haber pedido, fue lo que siempre pedí,

Y Ahora mis suplicas son de no perder

De no perderme y llegar a perderte el rumbo.

Porque,

Sé que si me quedase ciego,

Sería tu rostro lo que más extrañaría;

Tu rostro, que lo acabo de conocer

Y que a pesar de ello, no se me olvidaría.

De que,

Están orgullosos mis dedos,

Orgullosos pues te han acariciado,

De que, vehementes están mis labios

Que recuerdan los tuyos

Y que no se cansan de pedir a gritos un poco más,

De que dichosos están mis pasos

cuándo van hacia ti,

Y aún cuándo se alejan, pues saben que volverán

En un día siguiente.

Y de que,

Allá voy, luchando por no amarla,

Habiéndome rendido desde que la vi.

Porque me quedé ciego en usted,

Por mirar directo a la estrella que arde en sus labios,

Porque portas más de un universo,

y cada vez que la miro a los ojos, temo no poder regresar.

Que podría decir, «no hay palabras para describir»

Y cierto sería, pero sé que habrá una historia por contar,

La historia de un nuestro amor que será grande,

Tanto que los dioses mismos se sentirán aparte.

Pues no habrá ni final feliz,

Que nos obligue a tener final.

Ya que estando a tu lado

Pierdo el miedo a la eternidad.

.Ivelios_Tristán.

A su amada.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS