Esta Navidad no es como cualquier otra

Esta Navidad no es como cualquier otra

Gabgaara

21/12/2019

Esta navidad no es como cualquier otra, recuerdo hace 30 años cuando Felipe, Ángelo y yo, esperábamos 9 meses para el 12vo mes del año estar de vacaciones de la escuela, Fillip como le decíamos; era risueño, alegre y honesto, Angeló era intrépido, juguetón y un líder natural, quizás ahora que lo recuerdo por eso no tenía sobrenombres, los 3 íbamos a escuelas diferentes, veníamos de estratos sociales diferentes, diferentes como de piel, y de personalidad.

Los tres, éramos chiflados como el famoso programa de televisión donde pasaban una serie que se parecía a nuestra amistad, cada cual más loco que el primero, como Moe, Larry y Curly, resolvían problemas cotidianos de la vida, yo por mi parte pasaba horas muertas en las noches riéndome de sus ocurrencias, como Moe le hacia el golpe de tijeras a Curly o Larry el golpe de la piedra a Moe y como se cacheteaban los tres cuando trataban de resolver un problema de su vida diaria lo más brillante posible, pero por alguna razón eran todólogos que nose si por su coeficiente intelectual por encima de los 200, lo hacían todo mal, claro ni Einstein en sus tiempos, estos eran de otra galaxia que ni Carl Segan había descubierto pero bueno, siempre demostraron que la amistad valía más que el cerebro.

Esos días frescos de un pequeño pueblo al este de República Dominicana, llamado San pedro de Macorís, empezábamos a jugar videojuegos; recuerdo que mi juego de Sonic era lo máximo, y nos reuníamos todos los chicos del barrio a jugarlo pero también salíamos a montar bicicleta o jugar el pañuelo o el escondite.

Recuerdo ir a la cooperativa de los bomberos con mis amigos, nos disfrazaban nuestras madres de pordioseros y niños de la calle, con hollín en el rostro, pantalones con hoyos y t-shirts desmangados y usábamos el peor calzado… recuerdo que siempre salíamos premiados de esas reuniones y como nos gozábamos los regalos y los abríamos como cualquier niño que la magia de la navidad había tocado, también hablábamos con el falso santa Claus que ya como estábamos muy grandecitos, lo teníamos más bien como símbolo que como el motivo o razón de la navidad… pues claro, el verdadero motivo eran los regalos y las vacaciones y juntarse con la familia.

Esos días de diciembre sabía que había algo en el aire indescriptible, era como un sentimiento de nostalgia con alegría, como sí el nacimiento del mesías nos dijera que nos falta algo en nuestro corazón y al mismo tiempo era como si todos naciéramos de nuevo cada 25 de diciembre y reconociéramos cual era el verdadero regalo no solo disfrutar de nueces y golosinas. Siempre nos decían los mayores que estos tiempos son de reflexión y de cuestionar nuestra agraciada existencia por la vida, aunque después de todo explotábamos nuestras dudas con fuegos artificiales, que brillaban con intensidad de todos los colores, mientras se escuchaba el merengue clásico por la radio, donde incitaba a todo menos a cuestionarnos.

Los días pasaban de villancicos a travesuras, de correr por la calle llena de niños y niñas, de reír a carcajadas de ver la navidad como el final y el inicio de un nuevo año de sueños e ilusiones que se cumplirían mañana si lo deseabas con intensidad y así por el estilo, escuchar los cuentos de los adultos y pasarla con tus seres queridos, a la familia de Angelo, la familia de phillip y la mía le dejábamos los regalos y la comida, aunque la cena cada quién la pasaba con sus familiares pero nada mejor que estar en su pueblo, ni había necesidad de hacer viajes largos ni estar en lugares lujosos.

Cada navidad era la misma felicidad, la misma algarabía.

Aunque el ambiente se mostrara cada año más turbio, los familiares disminuyendo, las reuniones escaseando y la unión de mis amigos del barrio menguando, como si la maldad creciera en nuestros corazones, la sombra de nuestras bicicletas alejándose y agrandándose cada día más cada 6 de enero.

Pero claro esta navidad no es como cualquier otra, crecimos

y no nos dimos cuenta, ya nuestro coeficiente intelectual está por encima de los 200 y eso trajo consigo muchas bendiciones y oportunidades, Phillip se fue a vivir para estados unidos, se casó formo una familia y olvido los videojuegos, olvido como era la navidad antes de que los juegos costaran más que un sueldo promedio, olvido su país y que era la navidad , Ángelo por su parte dejo el pueblo, hacia más al este en bávaro un municipio de la provincia turística ¨la Altagracia¨ aunque era el menos agraciado en todo, su sueño de riqueza lo cegó por completo, ya la navidad para él es un día triste de gastos y lujos que no puede darse, y vive una vida amargada tratando de alcanzar los placeres de la vida como son la riqueza, la fama o el poder.

Mi nombre es Gael y pues esta navidad no es como cualquier otra, aunque crecí y recuerdo la navidad, nadie puede nacer cada 25 de diciembre de nuevo con el odio de esta incertidumbre que es lo que no nos faltaba , hacer que lluevan regalos del cielo, ni creer que ningún viejo barbudo te concederá los deseos de tu corazón, nadie deja de crecer por siempre, y mucho menos nadie te devuelve lo que te robo como son los sueños e ilusiones de un futuro brillante, gracias al mandatario todopoderoso que dice que no hay corrupción, aunque las calles sean solitarias, las noches frías, no hayan fuegos artificiales ni villancicos ni dinero o lujos, siempre lo que nos faltó es reírnos todas las noches de lo chiflado que somos, en confraternidad después de todo eso era amor y es el alma de la navidad.

Autor:

Gabriel A. Morales Díaz.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS