La tormenta pasó. Aferrado a unas tablas se balanceaba con la marea. Miró con desagrado el hermoso rayo de luz que atravesaba las nubes grises. “Dios—dijo con rencor—si esto lo hubiera visto en otras circunstancias me habría sentido feliz, pero estoy solo y condenado”. El inmenso paisaje cristalino era un espejo de incertidumbre en el que él flotaba. Era un ave con alas rotas. Rezó, imploró que lo rescataran. Pasaron las horas y vio un barco acercándose. “Dios, gracias por escuchar mis ruegos, te juro que jamás volveré a pecar”. Comenzó a gritar y a mover el brazo.

Comenzó a gritar y a mover el brazo. Le pareció que la embarcación viraba. ¡Se está acercando! —exclamó feliz—¡Eh, aquí!!Es por aquí! El vaivén de las olas le hacía por momentos perder de vista la embarcación. Creyó ser presa de una alucinación. Dudó de sus sentidos. ¿Sería tan solo el efecto del frío? ¿Es que acaso se estaba volviendo loco? ¡No, no! Ese barco era real. Empezó a bracear en dirección de la nave. Estaba muy lejos, pero la proa le apuntaba como el hocico de un amistoso delfín. Con los ojos cerrados repitió: ¡Ven aquí!!Ven aquí! Ven a salvarme.

Ven a salvarme. Te lo ruego. Te juro que jamás volveré a ser tan ingenuo. Me portaré como un hombre hecho y derecho. Me dejaré de niñerías. Jamás volveré a perder el tiempo en estupideces y cambiaré mi actitud hacía la gente. Velaré por el bien y realizaré los proyectos que nunca empecé. Cayó muy despacio la noche. La Luna iluminaba las crestas de las olas. El barco tardaba horas eternas en acercarse. De pronto, vio la imagen de su amada. Los celos le calentaron el cuerpo. Había sido engañado y manipulado como una marioneta. ¿Qué le diría cuando se encontraran?

¿Qué le diría cuando se encontraran? No, no tú estabas mal. Me decías todo el tiempo que sería imposible naufragar cuando la tecnología del siglo XXI te permite encontrar un alfiler en un pajar. Pues métetelo en la cabeza. Se puede uno morir y esperar semanas a que te salven. Ni los rastreadores, ni fotografías satelitales, ni un GPS favorecen el rescate si estás en medio del mar. Doy gracias a Dios por haberme salvado y, a pesar de lo que te dije, quiero que me perdones y lo olvidemos todo. No sabía que demonios era la felicidad. Acéptame.

Acéptame. Te juro que jamás volveré a ser aquel infeliz caprichoso que te lastimaba. He encontrado el camino, he podido darle un sentido a mi vida. He renacido y ahora quiero amarte. Nos casaremos, tendremos hijos y me dedicaré a la familia. Seré el padre ideal y el esposo perfecto. Sé que me perdonarás el haberte hecho abortar, dejar a tus amigas, trabajar para cumplir mis caprichos. No volveré a tocar una botella de alcohol. Eso era lo que me cegaba. Era la maldita pócima de del Dr. Jekyll. Lo acepto todo. Pon tú las condiciones. Cumpliré como un verdadero hombre.

Cumpliré como un verdadero hombre, ante el señor y ante los demás. Predicaré la palabra de Dios. Amaré a mis hermanos y no desearé a las mujeres de mis hermanos. No robaré y pondré la otra mejilla, solo deseo salvarme. ¿Dónde está el barco?!Oh, no, ¡no! ! ¡¡No, Dios mío!!No puede ser una ilusión! Pero si estaba allí, y se venía acercando. Llevo casi un día esperando y no se acerca y, lo peor, ha desaparecido. No puede ser que hayan cambiado de rumbo. Me guiaba por el sol. A ver, ese es el Norte, el Sur y el Este. !Auxilio!

¡Auxilio!!Sálvenme!!Sálvenme! Cálmate. El barco vendrá, solo has tenido un ligero desmayo. El cansancio te nubla la vista, pero si pones atención escucharás la vane chocando contra las olas. Concéntrate. ¡Es verdad! ¡Se oye!!Se oye!!Qué bien! Y ¿Esto qué es?Son tres rocas. ¿qué hacen aquí? Me puedo subir a una de ellas. Ya está, otra más. Estoy salvado, puedo pararme. ¡Hey!!Hey, es aquí! No veo el barco. No veo el barco. ¡Oh, Dios! ¡No puede ser! He confundido estas piedras con una embarcación, pero qué estúpido soy. No, esto no es verdad. Había un gran barco. Era gris oscuro.

Era gris oscuro. ¡Sí, era del mismo color que estas malditas piedras, joder! ¿Qué voy a hacer ahora? Por más que trato de localizar la embarcación no veo nada.Sálvame Dio mío. No me imaginaba que el infierno era así. Debe haber una equivocación. ¿Dónde está el fuego y los demonios? ¿Y las calderas y los potros, los cadalsos, las brasas, las mujeres maléficas y todo lo demás? Se suponía que el infierno eran los otros, lo dijo Sartre muy claro. ¿Dónde están los otros? “No hay nadie, el infierno eres tú mismo”.

Fin

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