CAMINO DEL PASADO ME RECUERDA A MÍ

CAMINO DEL PASADO ME RECUERDA A MÍ

Camino del pasado me recuerdo a mí,

aquellos aromas sin fin

árboles, flores, dulce de zambo.

Paisaje, sonidos, olor a humedad e invierno.

Al final del día suena a mi ayer,

los años pasaron sin darme cuenta,

aquellos olores del campo,

aquellos perros ingratos.

A orillas del río crecí,

donde los árboles brillan y

el sol no se oculta.

El campo y sus arrebatos,

aquellas sombras del pasado,

olores diversos de un campo

recién despierto.

Sonidos aleatorios en mi cuerpo,

marcan un amanecer incierto,

sonrisas, miradas, risas y brisas,

acarician cada momento.

Regresé a los brazos del tiempo,

después de un ocaso.

Dejé los recuerdos en un frasco,

embalé al olvido mis preciados ostentos.

Aquella casa abandonada,

ahora llena de gatos y nietos

abuelos con risas, nada de lamentos.

Mi viejo con sus pequeños,

un padre presente, compañero,

aparecía con botas de cuero,

un sombrero en mi colegio.

Venía del campo,

sembrando recuerdos

fuerte, sincero, jovial y ameno.

En sus manos, marcas del tiempo

y del silencio.

Preso de sus recuerdos,

su infancia en el tiempo,

granos de trigo, maíz y centeno.

Almacenados en su bolsillo, sin viento.

Machica, trompos y canicas

como un niño a orillas del río.

Busca su encuentro,

no hay abrazos, no hay besos.

Hay lágrimas si llegas al cuento,

si abres sus capas, cada lamento.

Con él al abismo, con él al infierno

con él al valle y al cerro.

A orillas del río crecí,

con lirios y amigos,

con versos y vecinos,

con primos y delirios.

También crecí con su aroma,

sus conocimientos.

Amiga de mi madre me convertí

con sus versos me alimenté.

Simple, activa, positiva

feroz diamante,

guerrera cambiante,

pilar de la vida.

¡A la luz de su camino crecí!

inspirada en su sentir me descubrí.

Oía pasillos, yaravís y boleros.

Entendí su cuento a primera mirada,

los sonetos y las campanadas.

A orillas del río crecí…

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