Blaze! Capítulo 15

Capítulo 15 – Un mundo totalmente nuevo.

Astral Sight es un hechizo descentralizador del cuerpo astral, capaz de separar el sentido de la vista del resto de la sustancia sutil, permitiendo al usuario permanecer en su cuerpo consciente mientras su visión vuela libremente, con las ventajas que esto acarrea, como por ejemplo no peligrar en caso de abandonar completamente el cuerpo físico, como si ocurre en los viajes astrales, o infiltrarse en lugares físicos pasando inadvertido, entre otras. Para esto debe utilizarse un implemento capaz de tapar la vista del usuario, dicha herramienta debe estar bañada en aceite de adormidera y pétalos secos de ojo de poeta, además de dominar las técnicas necesarias para desdoblar efectivamente el cuerpo sutil.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Patio trasero de la casa de Echleón. Ileana, joven aprendiz de maga de 10 años, intenta por enésima vez ejecutar un hechizo de propia factoría, escondida bajo una improvisada choza de tela.

¿Estás segura de poder lograrlo esta vez? –preguntó la pequeña amiga de Ileana, una pequeña de cabellera rubia con un rebelde flequillo elevado, rostro tierno y con unos grandes ojos azules.

Claro que sí, ahora tengo todo lo que necesito en esto –respondió Ileana, mostrando una badana con un dibujo de un ojo con alas parecidas a las de un insecto.

¡Qué horrible! Yo que tú cambiaría ese diseño por algo más macabro, que inspire respeto –recomendó la muchacha a su amiga, con una expresión de malicia en sus ojos.

Tú y tus ideas, si todos te conocieran como te conozco, te tendrían miedo –comentó Ileana, recordando ciertos incómodos sucesos que no venían al caso–. ¡Ya, vete para poder concentrarme! Ya sabes donde ir, acá intentaré dibujar lo que vea allá.

Sí, nos vemos –respondió la pequeña, que salió corriendo hacia su escondite secreto, lugar conocido sólo por Ileana, según habían planeado de antemano.

Ileana se cubrió los ojos con su badana untada en aceite y trozos de pétalos, ingredientes con los cuales dormiría a sus órganos visuales, sentándose en el piso para meditar, concentrándose para realizar un viaje astral sólo con sus miembros adormecidos. Después de unos minutos de contacto con la mezcla vegetal, la cabeza de la aprendiz comenzó a tambalearse, mareada por el uso de la adormidera.

Lo tengo, lo tengo… –comentó Ileana, agarrándose la cabeza para estabilizarla, como si su cuello no contase con la fuerza para sostenerla.

Los ojos astrales de la estudiante esotérica emergieron desde detrás de la badana, moviéndose sin control por todos lados, como si la muchacha se encontrase en una embarcación en alta mar dentro de una gran y tumultuosa tormenta. Le costó un par de horas estabilizar el vuelo, pero cuando lo logró, salió a encontrar a su diminuta amiga.

A ver, a ver, ¿dónde te metiste? Desde acá arriba no se ve todo igual, intentaré bajar cerca del camino, así lograré ubicarme mejor –comentó a si misma Ileana, sentada con las piernas cruzadas y las manos apoyadas sobre sus rodillas.

La adormidera continuó con sus efectos narcóticos, dejando somnolienta a Ileana, quien se durmió por unos minutos, perdiendo totalmente el control de sus ojos desencarnados. Despertó sobresaltada, sin saber donde o qué estaba viendo.

¿Qué sucedió?, ¿dónde estoy? –se preguntó la drogada niña, mirando a su alrededor.

Los ojos de Ileana estaban saliendo de la atmósfera de la tierra, observando el planeta desde una perspectiva privilegiada, encantándose con su hermosura, pasando luego a un terror extremo al ver el vacío espacio en el cual flotaba su mundo.

¿Qué es esta negrura?, ¿qué estoy viendo? Bajen, bajen, bajen –murmuró Ileana dentro de su choza, pero sus ojos no hacían más que ascender, perdiendo totalmente las referencias de dirección.

Ileana podría haberse quitado nada más la badana para recuperar su vista, pero no estaba segura de que eso fuera a ocurrir, por lo que tenía la mitad de las probabilidades de quedar ciega o de volver a como estaba antes de la prueba del hechizo. Sus ojos seguían en movimiento descontrolado, alejándose cada vez más del planeta.

¡Vuelvan, malditos! ¡¿Qué voy a hacer…?! –exclamó la temerosa muchacha, girando su mirada en otra dirección, investigando el entorno–. Ese es… ¿el sol?, ¿no está directamente sobre el cielo?, ¿dónde está el cielo?

La atención de la niña se volcó completamente sobre la gigante esfera de fuego, apareciendo instantáneamente en frente del astro, experimentando algo que nadie o quizá muy pocos habrían de percibir.

Todo este fuego, estas fulguraciones, este calor, esta presión, es… ¡inconcebible! No puede existir algo así en el mundo, no… –renegó Ileana, callándose, asumiendo la realidad del gigantesco cuerpo celeste que tenía frente a sus ojos.

Ileana se calmó, acunándose en el calor de la bola de fuego, flotando a su alrededor para observarlo vivir y dar vida a su planeta, su concepto del mundo acababa de cambiar. Se despidió del astro rey y, con un parpadeo, su vista volvió a su cuerpo. Se quitó la badana de inmediato, pero sus párpados estaban aún adormecidos por el aceite usado, quedando inutilizada por unos minutos más.

Ileana, ¿estás bien?, ¿lograste ver mi dibujo? –preguntó la incondicional amiga, entrando en la choza–. ¿volví antes de tiempo?

Estoy bien, pero no pude ver tu dibujo, discúlpame por tenerte esperando tanto tiempo en vano –respondió relajadamente Ileana, abriendo sus ojos.

Qué lástima… Tus ojos se ven un poco más claros –comentó la niña del flequillo sublevado, apenada por la aparente falla, evidenciando un pequeño cambio en el color del iris de Ileana.

No es lo único más claro para mí desde ahora.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS