Hoy me toca a mí contaros mi historia.Yo soy Punky, el gatito negro azabache, el peludo inquieto y juguetón, el que siempre corre con vosotras por la finca de los abuelos.

Tengo pocos recuerdos de aquel sitio donde nací, porque cuando llegué era muy pequeño, se que nací en un pueblo de Castilla, que éramos muchos hermanos y que la leche de nuestra madre se quedaba corta y no alcanzaba para alimentarnos a todos, así que nos íbamos hasta una casa rural, que estaba cerca, a la que llegaba mucha gente los fines de semana, porque allí había personas que disfrutaban con nosotros porque les gustaban los animales y siempre nos daban algo de comida, pero no todas, porque otros no nos querían ni ver por allí, no les gustaban los gatos y teníamos que salir corriendo.

Uno de esos fines de semana un chico joven se me acercó y me acarició, luego me cogió en brazos y eso me gustó , estaba al lado de su coche, un coche muy bajito, y rápidamente me subí. porque él había dejado la puerta abierta mientras colocaba sus maletas, así que me acurruqué en la parte trasera, tenía la impresión de que allí estaría bien, y así empezó mi viaje hacia Asturias.

Dormí todo el camino, me desperté  cuando llegamos y vi que el chico sacaba sus maletas y cerraba las puertas, entonces pensé que me quedaría allí encerrado, porque él no me había visto, así que empecé a maullar todo lo fuerte que pude.

¡Sorpresa!

¿Qué hace este gato en mi coche? exclamó y añadió «Serás….» bueno quizás dijo «bandido», porque no recuerdo bien sus palabras, pero me cogió con mucho cuidado, me acarició, y eso me confirmó que estaba en buenas manos, me llevó a su casa y dijo «alguien viene conmigo» y escuché como decían «un gato negro», me quedé pensando….. ¿No les gustarán los gatos negros? ¿Creerán que de verdad damos mala suerte?….. pero no fue así, porque todos me acariciaron, me llamaron peludito y me trajeron un platito con leche ¡Qué rica estaba! y esta vez era toda para mi solo.

Oí que llamaban a alguien para ver al gatito pequeñín….. y apareció un gatazo grande, amarillo, mucho más peludo que yo, y se me acercó lentamente, le vi cara de bonachón y creo que se alegró de verme, pero también entró una perra – a la que llamaron Yuri -, que me pareció enorme, grandota e inquieta, que me olisqueó y se puso muy nerviosa, eso hizo que me erizara y todos mis pelos se pusieron de punta, se escucharon muchas risas y alguien dijo que parecía un punky, por eso me llamo así.

El gatazo no se separó de mí, creo que me quería proteger, me aceptó muy bien y hoy es mi gran compañero.

Yuri es muy celosa y siempre corre detrás de nosotros, pero Milton, que así se llama el otro gato, enseguida me enseñó a esconderme y bueno, aunque ella solo quiere jugar, es un poco bruta y nos asusta.

Hoy ya soy un gato adulto, como me véis, me encanta mi casa y mi entorno, tenemos una finca grande y nuestra vecina también tiene una gatita que se llama Pérez, curioso nombre para una gata, y la visitamos todos los días, pues ella no pasa nunca a nuestra finca, porque Yuri, que es una mastina muy territorial, no deja que otros gatos se acerquen a nuestra finca, por eso cuando ve que algún gato viene a comer nuestra comida, les persigue rápidamente.

Aquí estoy muy bien.se perfectamente los horarios de todos, conozco el ruido de sus coches y siempre salgo a recibirlos cuando llegan, les acompaño al huerto, al tendal o cuando arreglan el jardín.

No me gusta que se marchen de viaje, Milton y yo nos ponemos muy tristes cuando se marchan, aunque siempre queda alguien en la casa y nos cuidan.

No se como habría sido mi vida si me hubiera quedado en Castilla, pero éramos demasiados y creo que hice bien en venirme, he tenido mucha suerte, todos me quieren y me miman y cuando vosotras llegáis a ver a los abuelos, nos ponemos muy contentos porque siempre nos buscáis y nos acariciáis con mucho cuidado, yo soy vuestro peluche de verdad, vuestro peluche negro azabache, y yo también os quiero pequeñas.

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