Centímetro del alma

Duele cada centímetro del alma. Voraz petición.

Labios que no distinguen el ahora y el instante de ayer.

Duele, tal cual dolor camina como hormiga sobre su presa cautiva.

Dolor que vieron. Voltea ciego limosnero, en la esquina de esta cuadra.

Ayer, Don constante gritó mi nombre. Su desesperante timbre de voz recorrió mis centímetros. Aquellos, que causarían burlas nefastas de mis semejantes.

Esos, que ni a mis parientes le hacen falta.

Don nunca se fijó que escondí tal cual tesoro. Empolvé mis líricas para huir de el.

Enfrentarme al pico-techo de esta sala, nublaría cada centímetro.

Don, no busque más compañía. Las líricas son huérfanas aliadas del olvido. Insistentes talonarios de dolor que esquivan mi realidad.

Ya no siento nada.

Don, ya no siento.

¿Donde se ha ido el centímetro del alma que agonizaba de dolor?

Dolor de presa cautiva. Del ahogar de penas que anochece en llanto.

Don, dígame que hago. A estas horas el limosnero se ha marchado…No veo quien padezca más que mi dolor.

Venga, cuénteme sus penas. Alma de ti compadezco.

Talvez toque mis centímetros, y sienta como yo.

Ría ante mi frágil soporte de vida, o abraze a mi desvalido corazón.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS