El tabaco nunca logró dejar en mí el sabor de tus besos,

y el puro se quema y se apaga como recuerdo viejo,

como el humo me voy esfumando, tratando de saborear tu beso.

Nunca han sido tan urgente tu amor, como cuando te encuentras lejos,

siempre está la urgencia de tenerte,

y cada suspiro pensando en ti es una pequeña muerte.

No te encuentro en el vino, no te encuentro para mi mala suerte,

y en los pasos del camino está el deseo de tenerte.

En tu mundo en un rincón estoy yo,

como tú estás en mí,

y en los ecos del aire hasta escucho tu voz.

Que falta me haces cuando no estás y cada beso de despedida me hace falta cuando te vas.

Si pudiera volar, cosecharía en el viento cada suspiro que por mi das,

y sería suficiente oxígeno para respirar esperando tu llegada con la ilusión de que pronto volverás.

Que caminos nos separan, que distancia se estimará, para calcular nuestra ausencia en cada paso que das.

Por estar contigo y para que nunca me faltes, seré un eterno verso, para que leas completo sin ningún punto a parte.

Vuelvo a quemar el tabaco como si fuera un arte, pensando en el tiempo que no vuelva a apartarte.

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