EL SENTIR DE DOS MUJERES

EL SENTIR DE DOS MUJERES

Betty Judd

29/05/2020

EL SENTIR DE DOS MUJERES

Nayeda, asomada a la ventana de su habitación, contemplando aquel brillante amanecer, pudo volver a rememorar el bello rostro y la silueta de Cloe. Todo a su alrededor era recuerdo de ella, y en cada rincón de su hogar aún podía sentir su presencia. Incluso aún podía percibir su aroma y su amor. Con la vista perdida en el horizonte recordaba los inicios de su pasión. Recordaba cómo se conocieron y como al mismo tiempo se encontró con ella misma, con su verdadera esencia.

Todo sucedió hace unos años…

Había varios temas que Nayeda no trataba en su familia y uno de ellos era la homosexualidad. Ella tampoco había mostrado mucho interés, puesto que no se había planteado esa posibilidad personalmente, hasta que conoció a Cloe. Los sentimientos hacia una persona de su mismo sexo, fueron una gran sorpresa en su ser. Nunca hubiera imaginado que amara de ese modo tan intenso y que lo sintiera hacia otra mujer. Sabía que si se hubieran cruzado por la calle, jamás se habría fijado en ella. Pero fue el destino, ese mismo que las hizo entrelazarse y unirse en la vida, quien permitió que, día a día, la atracción entre ellas fuera creciendo desde el primer momento que se coincidieron.

Aquel maravilloso jueves, en su primer día de las clases de pintura, Nayeda ,sentada delante de su caballete, estaba expectante por conocer a su nueva profesora.Cuando la puerta del aula se abrió y apareció por primera vez ante sus ojos Cloe, su rostro se iluminó y su cuerpo se estremeció tan rápido que su mente no pudo procesar toda la información .Se sintió atraída hacia Cloe y sin poder evitarlo recorrió con deseo todo su precioso cuerpo. Desde su rizado pelo rubio, hasta su delgado torso envuelto en un sugerente vestido azul ajustado. Al mismo tiempo que lo hacía, experimentaba unos sentimientos que no entendía y la desconcertaban totalmente. Se preguntaba qué había percibido en su interior tan fuerte al ver a Cloe que la impulsaba irremediablemente a fijarse sexualmente en ella, en una mujer. Pero no solo era una mujer, era en esos momentos su profesora y debía por tanto mantener las distancias e intentar comprender primero qué estaba sucediendo en su mundo de sentimientos y sensaciones. Cada día que iba a clase , significaba un momento mágico que compartía al lado de Cloe. A pesar de que Nayeda era distante y precavida a la hora de expresar sus sentimientos,  tenía claro que quería estar con ella y que esa mujer sería su amor. Sabía que su familia se opondría y que sería una lucha a combatir, pero arriesgaría. No tenía claro el motivo de sus nuevos sentimientos, pero sí sabía que la magia no se rompería y que lucharía por ella. Y a partir de ese momento intentó conocer más a Cloe. Como profesora era educada y paciente, pero nada extrovertida.Personalmente parecía tímida y reservada. Nayeda desde su intimidad más oculta y  admiraba a Nayeda, lo hizo nada más verla , aunque no se podía imaginar que la atracción fuera mutua, simplemente porque Cloe, no parecía mostrar en absoluto atracción hacia las mujeres.

Pasaban los días y ambas seguían en su distancia, sin percibir los sentimientos que recíprocamente existían.Las clases eran un cruce continuo de miradas disimuladas en ambas direcciones. Pero el silencio entre ellas reinaba, sin ir más allá de conversaciones meramente artísticas . Solamente una vez, cuando se cruzaron en el aseo de la academia, sus miradas y gestos fueron más insinuantes y penetrantes, pero ninguna se atrevió a dar el primer paso de sinceridad. Nayeda empezó a temer las dificultades que tendría en su entorno para explicar que estaba enamorada de una mujer. Y Cloe no imaginó ni percibió el amor que Nayeda sentía hacia ella, además era su profesora, no podía ni ética ni moralmente hacerlo. El ambiente que las envolvía en clase era de un amor intenso y pasional, pero tan callado y silencioso que levantaba un muro de cristal. Y así transcurrieron semanas , meses hasta que el curso llegó a su fin. Fue una despedida en grupo, fría y distante, sin intentar evocar ningún sentimiento más allá del propio de la situación en la que compañeros se despiden. Nunca tanto intento de disimulo y frialdad en una despedida había sido tan inofensivo en esos momentos pero tan perdurable en el tiempo . Se deseaban con la miraba, con los pensamientos, sabían que las quedaban horas de estar juntas, pero ninguna supo reaccionar y el adiós llegó y sus vidas se distanciaron irremediablemente.

Durante el paso del tiempo tanto Cloe como Nayeda se recordaban mutuamente. Para Nayeda había sido especial su amor hacia Cloe, porque había sido la primera y la única mujer a la que había amado. Y para Cloe su deseo hacia Nayeda había sido tan fuerte. que durante mucho tiempo no pudo tener relaciones con otras mujeres. El arrepentimiento en ambas, o la posible duda de lo que hubiera pasado si se hubieran atrevido a mirarse a los ojos y decirse abiertamente sus sentimientos, las invadió durante los siguientes años. A pesar de estar libres sentimentalmente, fueron unas cobardes en aquellos momentos, y no supieron valorar el momento que la vida las había ofrecido.

A los tres años de haber terminado el curso,ambas se volvieron a cruzar en una exposición en la galería donde trabajaba Cloe. Nayeda,que ignoraba ese detalle, fue allí con el que era entonces su marido. Cuando Cloe vio a lo lejos la silueta de la espalda de aquella mujer, supo rápidamente que se trataba de Nayeda. De repente, el cosquilleo en su estómago y la exaltación de los sentimientos silenciados durante tantos años, volvieron a florecer. La pasión que experimentaba hacia Nayeda siempre la había trastornado, pero sabía ocultarla a su pareja. Y había sido fácil hasta entonces porque no la había visto. Pero ahora estaba allí, delante de ella, tan hermosa como siempre. Amaba a su querida esposa y sentía que la traicionaba solamente con pensar en Nayeda de nuevo. Intentaba evadirla de su mente y ocultar en su interior la existencia de su amor. Seguiría siendo su secreto, su sueño, solo estaría vivo su sentir en su imaginación. Sin embargo este propósito se truncó cuando Nayeda se giró y sus miradas se cruzaron de nuevo como el primer día de clase. Cloe ya no supo reprimirse, ya no pudo controlar su mirada ni sus sentimientos. Sus pasos se dirigían lentamente hacia Nayeda. Pensaba en besarla, abrazarla, pero simplemente la sonrió desde lo lejos, mientras se acercaba hacia ella.Cuando estuvo próxima a Nayeda, Cloe se asombró al ver su rostro, estaba cambiado, pero su belleza y esencia permanecían en él. Se dieron un fuerte abrazo y dejándose llevar por sus sentimientos reprimidos se besaron irremediablemente delante de toda sala. Un beso pasional y eterno. Nunca antes un simple beso llevaba implícito tanto amor. Era para ellas como hacer el amor mientras se besaban. Todos los sentimientos ocultos en ambas, durante esos años, se fusionaron en ese momento. La gente se asombraba ante tal beso de amor, de pasión inmortal. Cuando Cloe contempló el rostro de Nayeda fijamente, pudo comprobar las marcas de haber sufrido quemaduras. Pero a ella eso no la importaba, seguía siendo hermosa y bonita por fuera y por dentro. Ya nada las separaría. Sobraban los estereotipos sexuales y de belleza. Solamente el amor que entre ambas había era importante. Y este amor sería eterno o no, eso dependía de la vida y ésta las tenía preparadas otro destino. A partir de ese momento se fueron a vivir juntas . Eran felices,cómplices, se amaban , sentían una pasión que no era terrenal. Pero su felicidad se truncó cuando , al cabo de seis meses, Cloe falleció repentinamente por una grave enfermedad.

Los momentos que la vida y el destino te ofrecen son efímeros, cógelos desde el principio, porque puede que cuando los quieras aprovechar, sean ya muy breves.

El amor está libre de estereotipos sexuales y de bellezas exteriores.

BEATRIZ N.

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