Blaze! Capítulo 12

Capítulo 12 – En búsqueda de…

Nuevamente estoy fuera de casa, Echleón me ha hecho un encargo importantísimo, pero sin darme ningún tipo de directriz a seguir, sin duda es lo más difícil que haré hasta ahora en mi vida, es como buscar un grano de arroz dentro de un gigantesco silo de trigo, con la condición de no extraer los granos del depósito… ¡Qué frustración! Debí decirle que no, que ya me había encargado algo, que necesito vacaciones, que sé yo… Lo único que quiero ahora es que me ayuden. Por favor, no me fallen.

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Blaze pensaba con los ojos cerrados, sus manos estaban juntas en forma de plegaria frente a su rostro, sobándose las palmas de arriba hacia abajo, abriendo repentinamente los ojos con mirada resuelta.

¡Vamos! –gritó la hechicera, separando las manos y al mismo tiempo empuñando su extremidad derecha, lanzándola desde detrás de su cabeza hacia el frente, como si arrojara un proyectil, pero los objetos que salieron despedidos desde su palma eran un par de dados, los que cayeron sobre una mesa rodeada de hombres de distintas edades y físicos, rodando hasta casi caer al piso.

Y, … –dijo un barbudo anciano, observando como se detenían los dados lanzados por la hechicera– Blaze pierde.

¡Maldición! ¿por qué nada se me da hoy? –se preguntó la muchacha, desordenándose el cabello con ambas manos, irritada.

Al menos debes agradecer que no nos quedemos con tu dinero, ya que no tienes nada –mencionó un hombre entre la multitud de la taberna, escondiéndose de la posible represalia que le podría llegar por tal comentario.

La enojada Blaze buscó a quien fulminar con su ígnea mirada, pero no logró ver al cobarde detrás de tal afrenta.

Hora de cancelar tu deuda, muchacha –apuntó el dueño del local, Spirt, señalando a tres hombres sentados, los que tenían sus pies descalzos apoyados sobre una larga banca de madera.

¡Quién me manda a apostar cuando no tengo dinero! –pensó la abatida maga, apretando fuertemente uno de los pies del primer individuo, haciéndole gritar, más ella era la que lloraba en su interior al tener que soportar tal pestilencia.

Blaze aplicó con su mano un hechizo de magia negra llamado Degeneration, con lo que rompió parte de los huesos del pie del hombre (y pudrió algo de la carne contactada), sacando una fracción de estos a través de un corte lateral de su fétida extremidad. Luego impuso en la herida el hechizo oscuro Regeneration, cerrando el corte y reparando los huesos rotos, dejando el pie como nuevo.

Uno de dos juanetes –balbuceó gangosa joven, respirando por la boca, con las manos negras después de tocar el sucio pie, al que le vendría bien también un corte de garras, heroica y titánica tarea que no estaba dispuesta a realizar.

Después de un buen rato finalizó el tratamiento ofrendado como pago en su apuesta, curando mágicamente los juanetes de los tres doloridos hombres, quienes se fueron prácticamente corriendo después de tal atención. La muchacha le solicitó a Spirt una olla con agua limpia para poder lavar sus malogradas manos, fregándolas enérgicamente. Lo único bueno de aquella “experiencia” es que tuvo que gastar parte de su energía oscura, estaba cumpliendo parte de sus tratos por adelantado.

Dame una cerveza, dame, no me la cobres, sabes que lo merezco, lo que hice por esos tres no tiene precio, les mejoré la vida –exigió Blaze, recibiendo una gran jarra de cerveza espumosa, bebiéndosela con un solo y largo sorbo–. Otra, esta venía medio vacía.

Te veo angustiada, ¿qué te sucede? –preguntó el locatario mientras recogía otras jarras vacías de la barra, rellenando el vaso de la hastiada joven.

Es qué Echleón –un sorbo del dorado líquido interrumpió su discurso– me pidió que le busque un artefacto mágico muy poderoso, pero no me dijo donde buscarlo, sólo que lo encuentre, algo así como “está allá fuera, en alguna parte, esperando a ser encontrado” –contó la joven, mientras bebía hasta acabar la segunda jarra.

¿Y qué tan poderoso es ese artefacto? –consultó el hombre al mismo tiempo que pasaba un paño húmedo en la barra de la taberna.

Por lo que dijo, mucho, pero no me dio ninguna descripción ni nada, sólo dijo que sabría reconocerlo cuando lo encuentre –respondió con desgano Blaze, mirando como la espuma se desvanecía de su vaso.

¿Y cómo determinan que tan poderoso es un artefacto mágico? –preguntó Spirt.

Bueno… ¿por qué tantas preguntas?, ¿acaso quieres hacerte con él? –contratacó la hechicera, malinterpretando las intenciones de Spirt.

No, no es eso, es que… –respondió Spirt, desalentado, bajando la mirada.

No te creas mis bromas, si quisieras quitarme algo, simplemente te atacaría sin piedad hasta matarte, no tendrías oportunidad –jugueteó Blaze, mirando risueñamente al hombre, asustándolo–. El poder de un artefacto mágico se puede conocer por la cantidad de energía mágica que emite y que la gente con mis dotes puede sentir.

¿Y si puedes sentir su poder, por qué no lo buscas de esa manera? –cuestionó Spirt.

No es tan sencillo. Si fuera algo tan poderoso se sentiría su presencia en un vasto terreno, y aquí por lo menos, no se siente nada de esa magnitud. Además, si se sintiera así de fácil, alguien ya debería tenerlo en su poder, por lo que tendría que batallar para obtenerlo. Debe ser algún artilugio no muy poderoso, tanto así que debes estar relativamente cerca de él para lograr sentirlo, aunque hay gente que puede sentir el poder mágico desde grandes distancias, sin necesidad de… ¡Oh, claro! ¡Hay personas capaces de sentir poderes mágicos independiente de la distancia! Alguien así me puede ayudar en mi búsqueda. ¡Gracias, Spirt!

Blaze abandona la taberna de Spirt con renovadas fuerzas, iniciando formalmente la búsqueda encomendada por su pedigüeño maestro, pero antes deberá encontrar alguien que sea capaz de guiarla en la dirección correcta.

¿Qué le espera a Blaze de ahora en adelante?, ¿encontrará alguna alma caritativa capaz de ayudarla con su tarea?, ¿dejarán de apestarle las manos algún día? Esto y mucho más en el próximo capítulo de BLAZE!

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