La memoria

Lo peor de los adultos es que tenemos una memoria más escasa que la de los niños y lo olvidamos todo. A veces pienso que debe ser algo semejante a lo que ocurre con los aparatos electrónicos que utilizamos. Se llenan de datos y datos hasta que ya no pueden almacenar más.

El otro día mi teléfono móvil me dijo que ya nohacía más fotos.

− Memoria llena −me comunicó.

−Cómo la mía − me dije.

Es una realidad la facilidad con la que absorbíamos informaciónde niños, incluso de jóvenes,y cómo cuesta retenerla con el paso de los años.

Recuerdo ahora −menos mal − la anécdota del amigo, que le propone a otro el nombre de un médico, que solucionará su problema de falta de memoria inmediatamente.

El que va a darle el nombre del especialista, al no recordarlo en ese instante, le pregunta al amigo, para hacer memoria:

−Cómo se llama esa virgen, morena que es patrona de Cataluña…

−Montserrat−le contesta éste.

− ¡Ah! si. ¡Montserrat! – dirigiéndose ahora a su mujer que estaba por allí− ¿recuerdas cómo se llama aquel médico tan bueno, especialista de la memoria?

Y es que la falta de memoria nos juega, a veces, malas pasadas. Incluso en personas no tan mayores.

Sin ir más lejos el otro día me encontré con mi prima Angelina por la calle. Siempre llamativa en su belleza treintaañera. Morena, sonriente. Hacía tiempo que no la veía. Iba acompañada de un chico algo mayor que ella, bien parecido. Se les veía felices.

−Hola. ¡Qué sorpresa verte! – me dijo− Mira te presento a mi novio…

Y mientras yo le daba la mano, y él a mí, a la vez y con afecto, ella le preguntó:

−Por cierto, ¿cómo te llamabas?

Ala sorpresa general siguió una gran carcajada de mi prima. Yola secundé aunque con cierta incomodidad.Menos gracia demostró el joven, quecontestó su nombrecon una mueca de sorpresa y algo de desagrado.

Parece que la broma de mi prima, que aún no se si lo era, no le hizo mucha gracia al pobre…este… ¡Caramba, no recuerdo como se llamaba!

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