Era una tarde como cualquier otra, Eva desde su ventana en el tercer piso podía escuchar el bullicio de la ciudad, era el ruido natural de las seis de la tarde, bocinas, gritos un aire cargado de angustia llegaba desde la ventana, un día normal como suele decirse, un viernes en la tarde donde ella seguía pegada ante el monitor trabajando, haciendo cálculos en la empresa para la que trabajaba y que debían ser perfectos porque el lunes empezaría su auditoria y del resultado de ella dependería su anhelado aumento de sueldo, con el que había soñado durante tres meses, por fin podría comprar ese coche nuevo tan anhelado, y poder cambiar su chevrolet cavalier que por todo se descomponía o mejor aún irse de vacaciones a la playa, tantos sueños que le hacían soportable estas largas horas de trabajo, hoy en particular recordaba que había sido especialmente bastante duro de soportar, su novio César para variar otra vez no iba a poder a llegar a la ciudad, algo se había atravesado de último momento como le comentó en la mañana en una llamada, que había sido bastante corta, después su madre le llamó de nuevo y le dijo que la esperaba a comer el sábado en la tarde donde una vez más escucharía lo perfectas que eran las vidas de sus hermanos y lo caótica que era la suya, sin esposo, sin un trabajo a la altura de sus conocimientos, en fin… De pronto, miro al monitor y el reloj marcaba las ocho de la noche y miraba con sus profundos ojos cafés la pantalla con gran alegría, al darse cuenta que estaba a punto de terminar su trabajo, después de esa larga jornada iba a llamar a su gran amiga Diana y se iba a ir a tomar alguna copa en un bar que tenía una terraza fabulosa de la vista de la Ciudad, donde se podrían al corriente de todo lo que les había pasado en la semana, de repente un ruido la saco de sus pensamientos y miro por encima de sus anteojos logro vislumbrar a su compañero de trabajo, un poco sorprendido también por la situación, se llamaba Eduardo Santibañez lo tenía ubicado perfecto era uno de los abogados que trabajaba en el área jurídica de la empresa según todo un talento como de la familia que provenía muy reconocida en la ciudad, y aparte muy guapo, alto, de complexión delgada, cabello ondulado negro y con una sonrisa radiante, la verdad no lo podía negar Eva, era guapo, aunque ella era consciente de su inexistencia para él varias veces se habían visto en juntas y encontrado en los pasillos pero hasta ahí, después de esas ocasiones ella volvía a ser una desconocida para él como cualquier otra mujer desconocida, pero esta vez, el la miro fijamente y se despidió de ella mostrando su reloj y le dijo de forma cortes:

-Parece que ya somos dos que no tienen vida social en esta oficina, no le parece contadora?

– Sí eso parece abogado.

Después de eso el se despidió con un gesto de mano y se fue a hacia su oficina.

De pronto el teléfono celular de Eva sonaba era un mensaje de su amiga Diana cancelaba de último momento su reunión y sin mas explicaciones le deseaba bonita noche.

Eva al verse sin compromisos le agrado la idea de ir a comprar una cena e irse a su casa a dormir, y esos eran sus pensamientos cuando apareció ante su carro y empezó arrancar el motor para emprender el camino a su casa, llevaba algunos kilómetros de trayecto cuando de repente su carro ya no quiso avanzar, ella logro estacionarse, abrió el cofre aunque fue en balde sus conocimientos del automóvil eran nulos de repente se percató que eran casi la nueve de la noche y que estaba en la parte de la ciudad que era conocida como peligrosa, de repente se le heló el alma, porque no era muy noche pero el lugar la verdad no era nada agradable para estar ahí en esas horas, decidió caminar para poder tomar un taxi y llegar a su casa, empezó a caminar lo más rápido que pudo para llegar a la avenida principal, del miedo y el nerviosismo no se había dado cuenta que había dejado su identificación del trabajo la había dejado en el coche, decidió regresar por ella, Eva pensaba cálmate mujer no seas tan nerviosa, al final no es tan noche, al regresar a su vehículo, todo parecía normal entonces ella abrió la puerta del vehículo y es cuando sintió que alguien la apretaba los brazos con fuerza y le tapaba con algo la boca, ella lucho con todas sus fuerzas, pero la persona que la agarraba era más fuerte que ella, pensó algo va a pasar no, no, puedo permitirlo debo zafarme de aquí, pero de repente sintió que sus fuerzas la abandonaban, sus piernas se doblaban y ella se sentía caer en la parte trasera del carro y de pronto poco a poco sus ojos comenzaron a quererse cerrar parecía estar en un sueño o en un pesadilla, todo era turbio y de repente todo oscureció…

Habían pasado algunas horas empezaba a sentir el frío del asfalto en su cuerpo estaba tirada ahí en el suelo, se sentía aturdida, y de repente con mano trémula empezó a tocarse poco a poco le dolía todo el cuerpo y sentía mucho frío, como si estuviera desnuda pero no lo estaba, tenia parte del traje roto su falda color gris manchada y su blusa tenía la manga izquierda rasgada, podía observar en sus piernas moretones y seguía sintiendo dolor en su cuerpo y en su cara pensaba que había pasado mucho tiempo pero desde la última que vio su reloj no había pasado mucho tiempo, tal vez algunas horas todavía estaba obscura la noche no escuchaba ruido solo el silencio de la noche, todo era confusión para Eva recordaba cosas pero no eran imágenes claras, se acordaba del terror y miedo que había sufrido horas antes pero ahora, no sabía que sentir tenía imágenes que alguien la había sofocado y golpeado trataba de hacerle algo dentro de su automóvil pero ella ya no estaba ahí, en este momento, ella se encontraba en otro lugar en otra calle, de repente empezó a recordar y había tratado de irse caminando a su casa y por alguna razón se había quedado tirada en medio de la acera, y con las pocas fuerzas que tenía empezó a caminar y a llorar de forma inconsolable algo en verdad horroroso le había pasado, lo sabía, lo sentía pero no aterrizaba su mente a creerlo pero su dolor y su cuerpo le indicaban a dar pruebas que sí, que la Eva que se levantó en la mañana ese día ya no caminaba en esas calles, de repente se encontraba personas que la miraban con perplejidad y asombro y poco a poco comenzó a sentir el bullicio de la vida nocturna del centro de la ciudad, algo la saco de sus pensamientos, de pronto sintió el reflejo de la luz de una sirena de policía que se acercaba a ella, con su mano tapaba sus ojos porque luz la cegaba de pronto un agente de policía bajaba de la patrulla y se acercaba a ella y alcanzó a escuchar la voz del patrullero como si estuviera lejos muy lejos de ella pero estaba parado frente a ella y le decía:

– Señorita qué le ha pasado? Se encuentra bien?

A lo que Eva logro decir con voz ronca y ojos llorosos casi en un grito:

– Señor Policía, creo que he sufrido una violación.

Después de eso Eva volvió a desmayarse.

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