En una Ciudad solitaria, lejana, gris.

Las Bestias llegaron una noche sin anunciarse.

Mientras vos cantabas esa vieja canción.

Mientras vos escalabas nubes celestes, cálidas.

Llegaron sin pedir permiso las Bestias.

Y todos nos quedamos solos.

Y esa noche vos desapareciste.

Te busqué entre las ruinas.

Te busqué en los llantos silenciados.

Te busqué para no olvidarte en mis recuerdos.

Pero las Bestias no me dejaron encontrarte.

Me quede sin tus besos, tus manos cálidas y tu esperanza.

Las Bestias no me dejaron. Te escondieron.

Y yo jugué como una niña a las escondidas en esa ciudad solitaria, gris.

Escuché las suplicas, escuché el grito único de la tristeza y la impotencia.

¿Cuántos caminos recorrí? ¿Cuándo me perdí?

Y me busque en el silencio. Y no me encontré.

Me quedé sin las nubes celestes, me quedé sola.

En una ciudad gris, indiferente, casi muerta.

Las Bestias nos dejaron sepultados en la oscuridad.

Y yo te busque y me busque.

Pero no te encontré y me perdí entre los recuerdos.

Me ahogué en la sangre que inundó mi alma.

Nadie me escucho cuando grite tu nombre.

En el Sur, muy en el sur, una ciudad murió con vos.

Las Bestias no se anunciaron.

Y yo juego a las escondidas entre las ruinas.

Entre llantos silenciosos, en esas nubes celestes.

En esta noche infinita, juego a las escondidas.

Sin poder encontrarte, me pierdo yo

un poco cada día.

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