Un día sin saber te volví a conocer, ya no eras la misma de hace algunos días… eras diferente, habías crecido, tu mirada y tus palabras me mostraron las huellas de lecciones aprendidas, el hambre de porvenires, el hartazgo de ayeres y las esperanzas de amar. Así, así como el calor del verano tus brazos se fueron tatuando en mi, mis manos se encontraban siempre con las tuyas, mis ojos se perdían en tus lunares, el resultado se repetía, siempre llegaba para perderme en tus pupilas y para besar tus labios. Te convertiste en mis segundos, te metiste en mis días para abrazarnos el alma, para amarnos la vida.

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