De vez en cuando, de cuando en vez aparece un rostro
navega por mis sueños más profundos, me cuenta raras historias
¿yo lo invoco? ¿yo lo pienso?
quedó en mi cabeza, quedó en mi alma, de filosófica manera
ya no duele, ya no quema, se disipa, se dispersa
teje un mar de recuerdos escondidos, me hace recordar lo unido
el hilo no se desvanece, sólo se pierde entre hierbas ajenas
sigue ahí guardado, calmado, límpido, fragmentado
sabe a lago y huele a tierra, se seca y se renueva
¡eres tú sueño de letargos, eres tú mi inconsciente armonía!
Pasarán los días, pasarán los años, como luces de tiempo
olvidar ese rostro hasta ahora se ha vuelta imposible
ya es parte de mí, ya habita el cubículo negro
como una esencia que no muere del todo, que nunca ardió bulliciosa
y son las marcas las que definen las decisiones postreras
las que no he tomado en el curso del sentir, las que vuelan
como un vacío que queda cuando ya no hay sombras ni velas
así voy caminando lejana a través del campo de libros, hojas y letras
recolectando palabras, interpretando lo que está fuera de mi alcance
viendo como ese rostro cambia o sigue siendo el que conocí adelante.
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