Huele a una mañana fuerte, huele a deseos.

Huele a un aire húmedo de nostalgias

Huele a planes que se arrastran en el empedrado mojado por lluvias de agosto.

Huele a la dulce flor que corté honrando a la verdad.

Huele a mis óleos descuidados con ideas y pensamientos gastados.

Huele a tabaco abandonado y se siente vinagre de un sueño olvidado.

Duelen las marcas de lo efímero y las promesas de lo perpetuo.

Huele a Dios, a palabras que vienen de vos.

A papel curado con intenciones y a tinta seca a costa de dolores.

A creencias autoimpuestas y a razones de malas propuestas.

Apesta a sentimientos protegidos y huele a intención de hacer daño.

Apesta a mi mascara predilecta y a mi ofensa indirecta de antaño.

Huele a papel y voz de lluvia, huele vida.

Apesta a razones para otra excusa perdida.

huele a una mañana de un mal café y a una necesidad que ya ignoré.

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