-¿Qué haces aquí?, prometiste que no volverías a fumar, estoy decepcionada.
¡Márchate!
-Perdonadme.
— ¿Perdonarte?, Sí. Ahora desaparece.
-Tienes problemas existenciales.
— Soy un misántropo por elección propia.
– ¿Qué esperas de mí?
— Nada y no confundas, no es temor.
–¿ Y qué es?
— Son tus jodidas mentiras, haciendo de mi cabeza un crucigrama, un jodido rompecabezas con piezas faltantes a tu antojo. Disculpa, por no ser versátil a tus engaños disfrazados de temores. Ahora, pasó cupido y me dijo: tú no, sigue conectado escribiendo sobre esta vida desastrosa, luego finaliza.
– ¿Piensas suicidarte? Dramatizas mucho tu vida.
— Mi alma ya está extinta. Tienes razón, tengo problemas de existencialismo, ¡Algún día moriremos! ¡Para qué gastar tiempo llenando mis bolsillos de dinero si el tiempo para gastarlos me quedara corto! , no obstante, igual decidí amarte y no supiste valorarlo. Lo único que necesitaba de ti, era tu amor, olvidé sopesarlo.
-Aún te amo, no tergiverses este amor.
— Tú, lo hiciste.
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