Vuelve.
Deja de vagar por las fisuras de la nada
y que ese viento gélido
que enfría el precipicio de tus dudas
no ahonde en las fosas de tus miedos,
vuelve por favor a calentarme
las ganas de comer tus sentimientos
de rebañar el plato de tus emociones
que ahora contienes enlatadas.
No te escapes de entre mis dedos
figurados como plumas que te escriben.
Baílame un vals, resbalando
en el suelo del brillo de mis ojos,
deja que te enrede
con un mechón de mi cabello
para hacer piruetas,
no cometas la insensatez
de apartarte de mi lecho
cubierto de letras,
emborronado de tinta fresca
que hierve por escribir.
No te vayas… no te alejes,
quédate cerca de mis iras
de mi especial forma de ver la vida.
Quédate con mis risas
con mis caricias.
Si te alejas
podrás despertar a la bestia,
la que dormita en alerta,
esa otra que soy,
la que tiene grabada a fuego
la pasión, el deseo de peligro,
el gusto por el reto.
La que alcanza siempre la cima,
aunque parezca que está cayendo.

Marga Escuder

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