Tenerte fue el caso de aquellos que se enamoraron en un vistazo de una persona que pasaba en un autobús, pasaron sus últimos instantes soñándose una vida, sonrieron placenteramente antes de cruzar la calle y volvieron a la realidad.

Como aquella vez cuando en tus sueños caminábamos juntos buscando Cattleyas escarlatas y sonrisas alumbradas por la luna llena de abril, hoy me doy cuenta de que no hay nada de bonito en estar sentado en un montón de historias, tejiendo recuerdos y deshilando sueños.

Quizás por esto la ambivalencia explicita en el cielo, donde en un día soleado con una sola estrella puedes verlo todo, pero en una noche clara con un cielo lleno de estrellas; No puedes ver nada, no entiendo porque hay tanta tristeza donde se cultivaron amores, y tantas lagrimas posteriores a las sonrisas.

Pero que podemos hacer más que extender las manos cuando ya en medio el aguacero llega, si la lluvia mojó por igual al solitario y al enamorado, riamos por el frio de no tener a nadie, y lloremos por la angustia de estar solos, secos y cautivados.

Adiós bonita… me repito mientras sigo escribiendo, te inmortalizaré en mis letras, y me permitiré seguir queriéndote mientras te leo, recordaré tu sonrisa en cada coma y daré un suspiro en cada verso por cada beso que no pude darte.

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